miércoles, 31 de agosto de 2011

EL CARÁCTER EMPRESARIAL DE LAS RESIDENCIAS

Una de las cosas buenas que tiene Google es que te puedas suscribir a canales de noticias sobre temas concretos.  Cada día recibo unos cuantos mails en los que me envian noticias aparecidas con palabaras como "residencias de tercera edad" o "personas mayores".  En principio, casi todas eran de España pero, cada vez recibo más de Iberoamérica.

Así, el día 30 recibí una carta al director publicada por un periódico Chileno en el que una señora se quejaba del "carácter empresarial" que están adquiriendo las residencias.   A partir de esto, todo lindezas: "La falta de motivación y el hecho de considerar a los residentes como meros clientes provocan que las necesidades de estos no sean satisfechas completamente, pudiéndose ocasionar situaciones de maltrato físico o psicológico por falta de experiencia. Estas situaciones se producen incluso en hogares del barrio alto, en donde la gente paga precios considerables sin siquiera concebir la idea de que tales abusos se puedan dar".

Desde España no nos sorprende esta retórica ya que aquí la llevamos escuchándola desde hace años.  El problema es que no tiene una relación con la realidad.  La mayor parte de las residencias para mayores (privadas, públicas y benéficas) prestan un servicio adecuado y hay otras, unas pocas (privadas, públicas y benéficas) que prestan un servicio que no es satisfactorio.  La diferencia principal es que, cuando una residencia privada (una empresa) presta un mal servicio, el usuario o sus familiares pueden optar por llevárselo a otro lugar mientras cuando quien presta el servicio es una institución benéfica o la propia administración, a menudo la persona paga muy poco por lo que recibe y no tiene opción de cambiar.

Para que pueda haber una seguridad hace falta una reglamentación clara, un sistema de inspección, y un alto nivel de transparencia que permita a los ciudadanos comparar entre los servicios existentes.

Conozco a propietarios y directivos de residencias en Chile, país que he tenido la ocasión de visitar, y puedo atestiguar que se trata de profesionales cualificados con un alto interés en su trabajo y en el servicio a los mayores que atienden.  Seguro que habrá alguno que no lo haga bien, pero aún más seguro, que los más interesados en sacar las manzanas podridas son los propios propietarios y profesionales que prestan servicios de calidad.

En eso no nos diferenciamos demasiado entre Chile y España.

Aprovecho para enviar un saludo a mis amigos chilenos.