lunes, 29 de abril de 2013

BLOGUISTA INVITADO: ANTONIO BURGUEÑO. DIEZ AÑOS DEL PROGRAMA DESATAR AL ANCIANO

Empiezo con esta entrada algo que creo puede ser interesante, y es invitar a personas que son relevantes en nuestro sector a escribir una entrada en mi blog.

El Dr. Antonio Burgueño, promotor del Programa Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer de CEOMA, es sin duda una persona a la que aprecio y admiro. Empezó levantando polémica en el sector al preconizar, desde 2003, primero la racionalización y después la eliminación de contenciones en residencias de mayores.  Con el paso de los años, y a medida que han aumentado las residencias que han aplicado el programa, la polémica ha disminuido y se ha centrado.

Le conozco casi desde que empezó esta singladura y he tenido la ocasión de coincidir con él en diferentes congresos en España y México.

Creo que en la actualidad Antonio Burgueño es de las pocas personas que levantan pasiones dentro del sector geroasistencial..  No sólo por el mensaje que difunde sino también porque ha sabido extebder su programa de una forma muy activa en internet y en las redes sociales. Le agradezco que haya aceptado escribir unas líneas para el blog.  Esto es lo que ha escrito:


En el año 2001 inicié una experiencia profesional como responsable asistencial del Servicio Regional de Bienestar Social de Madrid, dejando eventualmente mi trabajo en el hospital. Allí aprendí mucho, pero solo quiero destacar que en esa experiencia empezó mi interés por el uso de sujeciones en residencias. Unos colegas y yo identificamos dicho uso como un problema endémico de España, de grandes proporciones, que en la práctica se traducía en un fenómeno complejo y multifactorial, aspectos claves para dar carácter de Programa a la respuesta que se nos ocurrió dar. Así, en el 2003 el Programa toma forma y nace de la mano de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores, plataforma que se consideró idónea, por representar la defensa de los derechos de las personas mayores, y por permitirnos trabajar de forma totalmente independiente.

Las sensaciones que tuve cuando empecé a hablar de este problema en foros del sector fueron de estar “predicando en el desierto”, a pesar de que entonces nuestra propuesta era solo de reducción-racionalización del uso de sujeciones físicas en personas mayores, mucho más humilde que la actual. Las reacciones a la defensiva eran la norma, y los profesionales se sentían ofendidos cuando se cuestionaban las sujeciones que estábamos utilizando en España, a pesar de ocupar el número del ranking internacional en prevalencia de uso. Ahora recuerdo con una sonrisa aquellas discusiones en las que se entraba en la esquizofrenia de afirmar que las sujeciones eran beneficiosas para los residentes y a la vez decir que ellos estaban trabajando en reducir su uso, sin reparar en que no es coherente minimizar el uso de algo que es tan claramente beneficioso. Pero lo curioso del fenómeno es que 10 años después aún está prevalente ese argumento entre muchos profesionales y directivos del sector de residencias, a los que se ha añadido uno más nuevo y mas repetido en los últimos años en boca de quienes lideran centros con una todavía elevada prevalencia de uso, que dicen que su uso se debe a que en sus centros se atienden a personas mas dependientes y en peor estado de salud. Este argumento emergió cuando empezaron a existir todo tipo de centros libres de sujeciones en España.

He sacado una serie de conclusiones al hacer balance de estos 10 años, y aquí me voy a referir a las más personales o que no son objeto de estudio reglado. He visto que el Programa ha servido para hacer visibles las sujeciones en España, algo de lo que hace 10 años no se hablaba en público. He aprendido que “desatar” es un reto al que solo le entran organizaciones de valor, o que quieren verlo como una cuestión de valor. Hace ya muchos años ya que acuñé la expresión “desatar es querer”. Pero también he aprendido que el Programa tiene defectos y que el mas grave de ellos es que provoca respuestas a la defensiva y hostiles por parte de muchos profesionales del sector.

Los centros libres de sujeciones me han enseñado, no solo que puede ser, sin un mayor coste, sino que la percepción sobre la necesidad de utilizar sujeciones no cambia hasta que se comprueba en la práctica que se puede trabajar sin ellas con seguridad. Es un asunto de "ver para creer", ya que los profesionales y líderes de esos centros libres de sujeciones no lo creían posible al principio.

He aprendido que muchos profesionales siguen viendo a las sujeciones como algo que es muy útil para salvar ciertas situaciones, pero que otros muchos han empezado a ver que la posibilidad de utilizar sujeciones para resolver ciertos problemas les conduce a un empobrecimiento de su práctica asistencial, y están desarrollando un actitud de tolerancia cero, es decir, de no ver desde el principio la sujeción como una opción. Hemos acumulado experiencia y conocimientos en esos 10 años como para alimentar 10 sólidos argumentos para proponer a los profesionales esa actitud, si bien somos conscientes de que esos profesionales se mueven en un escenario que no es aun del todo adecuado para establecer ese nuevo paradigma de cuidado con tranquilidad.

Como bien se ha dicho en inforesidencias.com en su nota sobre el décimo aniversario del Programa Desatar, hoy día el Programa es conocido en la práctica totalidad del sector. Es de agradecer a INFORESIDENCIAS el apoyo que siempre ha dado a la divulgación de nuestras actividades.

Me siento muy satisfecho de los resultado que ha tenido el Programa, y de la proyección internacional que ha adquirido más recientemente, especialmente después de recibir el premio internacional Príncipe de Viana de atención a la dependencia, y me conformaría con que el resultado de nuestro trabajo de 10 años sea que las organizaciones aceptan el reto de trabajar para erradicar las sujeciones sin reticencias, dándose el tiempo que necesiten, volcando su voluntad para lograrlo, y con una buena estrategia, y con que no se les persiga jurídicamente, por intentar trabajar sin sujetar.

miércoles, 24 de abril de 2013

LOS CINCO ERRORES MÁS COMUNES AL ELEGIR RESIDENCIA GERIÁTRICA

El proceso de búsqueda de una residencia geriátrica suele ser doloroso para los familiares del mayor.  Normalmente la persona anciana ha ingresado en un hospital y al darle el alta no puede volver a su casa; ha empeorado súbitamentede una dolencia previa o ha visto agravado un proceso de demencia (Alzheimer o de otro tipo)  y los familiares no se ven con fuerzas para cuidarle.

Sea como sea, casi siempre los momentos previos al ingreso son difíciles y la familia de la persona mayor se ve obligada a tomar decisiones rápidas.

Esto hace que, en ocasiones la elección de residencia no sea la más adecuada, algo que puede generar con el tiempo preocupaciones y  problemas aún más graves.

Lo mejor sería pensar que se está contratando un servicio muy cualificado que comporta depositar confianza tanto en la residencia como en el equipo de profesionales, y en consecuencia hacerlo de forma tranquila y sosegada.  Por desgracia eso no siempre es posible.

Estos son los cinco errores más comunes que pueden llevar a tomar una decisión inadecuada y que, con un poco de cuidado podrían evitarse (os ofrezco una doble versión en vídeo y en texto, si os gusta, compartidla):


1. Optar por una residencia para la tercera edad cuando  realmente no es la mejor opción.


Resulta muy normal que, una vez el mayor ingresa en la residencia geriátrica la familia se sienta culpable.  En el fondo  piensan que podrían haber cuidado al padre (o madre, o abuela anciana) en casa, y se sienten mal por lo que perciben como un abandono.

Este sentimiento suele ser infundado:  Si tomamos a todas las personas de más de 65 años y los datos de dependencia y discapacidad, alrededor de un 5% recibirán la mejor atención en una residencia, el resto podría vivir perfectamente en un domicilio, si cuenta con apoyo de su familia y/o servicios como teleasistencia, ayuda a domicilio o asiste a un centro de día.  En España hay, más o menos 4 plazas en residencias por cada 100 personas mayores.

Vale la pena dedicar unos minutos a reflexionar.  ¿Es verdaderamente la residencia la mejor solución?

Si piensa sinceramente que no lo es y que el sentimiento de culpa que va a tener está fundamentado, es mejor que intente encontrar otras soluciones ya que, de otra forma, puede acabar sufriendo, haciendo sufrir a su familiar mayor y convirtiéndose en lo que en las residencias conocen como “familiar problemático”, aquél que se queja de todo por sistema,  normalmente sin una causa contrastable.

Los que opten por la residencia deben saber que un cierto sentimiento de culpa es normal y que, una vez depositada la confianza en el equipo de profesionales,  y al ver que la persona mayor se encuentra bien y recibe atenciones que en casa hubiesen sido imposibles, la culpa irá cediendo.

2. “Quedarse con la primera”


Cuando el problema es vivido de forma acuciante los familiares de la persona mayor pueden caer en la tentación de tomar el camino fácil: pedir consejo a algún amigo o a un profesional y quedarse en la primera residencia que visitan.

En España hay más de 4.000 residencias geriátricas con un gran abanico de tamaños, servicios, sistemas de cuidado y precio. Por eso, sería conveniente utilizar, además de los contactos y amistades, una herramienta de búsqueda de plazas libres en residencias como www.inforesidencias.com que nos permita conocer de antemano algunos elementos, precios y servicios de varias residencias de una zona.  Pensemos que no es lo mismo buscar residencia en Barcelona, en Madrid o Valencia que hacerlo en una ciudad mediana o en una zona rural.

Para tomar una decisión adecuada sería recomendable seleccionar y visitar como mínimo tres centros residenciales antes de tomar la decisión.

La visita a los diferentes centros geriátricos es así fundamental por lo que recomendamos bajarse de internet algún guión de ayuda para comparar residencias que nos permita anotar lo que verdaderamente es relevante.
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3. Las falsas expectativas


A pesar de que la mayor parte de personas que viven en una residencia geriátrica en España se encuentran bien y así lo manifiestan en las encuestas de satisfacción, en ocasiones los familiares se sienten defraudados porque la residencia no son lo que ellos esperaban.

Una residencia para la tercera edad es un sustituto del hogar donde las personas mayores reciben servicios de apoyo a las actividades de la vida diaria (AVD).  Aunque muchas ofrezcan algún servicio médico y sanitario, las personas mayores que viven en una residencia para la 3ª edad no están en un hospital.

Las familias que piensen que su familiar será visitado diariamente por un médico o controlado en todas sus constantes de forma continuada deberán asegurarse de que la residencia que elijan ofrece esos servicios o acabarán sintiéndose defraudados.

La familia continua teniendo un papel fundamental una vez el anciano dependiente ingresa en la residencia de mayores.  Es muy importante que visite lo más a menudo posible a su familiar mayor, que atienda los requerimientos de la residencia y que disponga quién acompañará al residente si hay que acudir a visitas médicas hospitalarias o de otro tipo fuera de la residencia.

Salvo que la residencia  lo ofrezca de forma expresa, los acompañamientos fuera del centro no están incluidos en sus servicios.

Además, la residencia geriátrica es un centro abierto de forma que, con excepción de casos en que el mayor sufra demencia u otra afección que haga peligrosas las salidas, los residentes pueden entrar y salir del centro a voluntad.  En la medida en que el centro es abierto, la residencia deberá seguir unos trámites que pueden requerir la intervención de un Juez, cuando alguien, por su propio bien, no pueda salir.

Es muy importante saber qué es una residencia de mayores yqué no es, así nos evitaremos problemas.

4. No leer elcontrato y el reglamento de régimen interior

Todas las residencias (da igual que se presenten como geriátricos, para la tercera edad, mayores, ancianos o con cualquier otra denominación) están obligadas a firmar un contrato con los residentes y sus representantes/familiares (si  los mayores no pueden decidir por sí mismos).

Dependiendo de la residencia, el contrato puede tener más o menos página y puede estar escrito de una forma más clara o compleja.

Sea como sea, el contrato establece cuestiones tan importantes como:

El precio de la residencia.

  • Cómo se incrementará el precio en el tiempo.  Esto puede incluír el IPC o cláusulas que permiten cobrar más si la persona empeora en su estado.
  • Qué incluye el precio y qué no:  Suele haber servicios no incluidos como la peluquería, la podología, el lavado de alguna ropa delicada, las salidas fuera del centro.
  • Si se aplica algún descuento durante el tiempo que el residente pueda estar ingresado en un hospital o desee irse de vacaciones fuera del centro.

Las condiciones de alta y baja en el centro

  • Cuáles son las causas que pueden generar que el residente pueda ser expulsado del centro.
  • Si existe obligación de pre avisar con antelación la decisión de dejar el centro.

La existencia de un periodo de prueba

Además hay un Reglamento de Régimen Interior que contiene, entre otras cosas el horario de vida del centro; el horario de visitas y otros aspectos de funcionamiento.

No haber leído y entendido estos documentos antes de ingresar puede provocar malentendidos ya que la residencia considerará que lo que hay en el Reglamento es conocido por los residentes y familiares.

Un buen consejo es leer conjuntamente con el director de laresidencia, o la persona que nos esté atendiendo, ambos documentos  y plantear en ese momento las dudas.

5. No tener en cuenta la voluntad de la persona mayor que ingresará


Aunque parezca una tontería ya que mucha gente lo daría por supuesto, lo más importante a la hora de decidir el ingreso en una residencia geriátrica es la decisión de la persona mayor que va a ingresar.

Sin embargo, puede suceder que todos vean claro que hay que ingresar a la abuela menos la abuela misma.

Hay que entender que dejar el domicilio para ingresar en un centro geriátrico es un cambio importantísimo y es lógico que la persona lo vea como algo negativo e irreversible.

La solución, como en casi todos los problemas, es hablar sinceramente y entenderse.  El mayor debería visitar la residencia antes del ingreso, debería explicarse en detalle las condiciones de vida y deberíamos entender que la decisión le cueste.  Sabemos que en el fondo lo que le gustaría es “no necesitar una residencia”.

Cuando la persona anciana sufre alguna demencia, como la enfermedad de Alzheimer, debemos saber qué piensa “en la medida de lo posible”.  Es bueno ofrecer opciones siempre que se pueda y, cuando no, pensar en lo que le preferiría si mantuviese la capacidad.

El engaño o el chantaje emocional son muy malos sistemas ya que el mayor que ingresa en la residencia pensando que sólo parará un mes porque “se lo han dicho los hijos”, acabará sufriendo cuando descubra que le han mentido.

Decíamos antes que una buena residencia geriátrica es la mejor solución en un 5% de los casos.  Que cada uno de los que forman parte de ese porcentaje encuentren la adecuada es posible pero hay que intentar evitar los errores y pensar que al final de lo que se trata es de depositar confianza.

Para quien lea este post, un último consejo.  Las normativas, exigencias y requisitos sobre atención a msyores varía de una comuunidad autónoma a otra de forma que las residencias geriátricas de Madrid tienen diferente exigencia de personas, por ejemplo que las residencias de Barcelona.  Esto complica un poco la cosa pero.. es así.

Autor del post Josep de Martí

viernes, 19 de abril de 2013

DONDE DIJE DIGO DIGO ME EQUIVOQUÉ

Cuando la Generalitat hizo público su Acuerdo de Gobierno (GOV/19/2003) en el que reducía las pagas extras de los funcionarios y aplicaba una rebaja equivalente a los conciertos y contratos de gestión del Institut Català d'Assistència i Serveis Socials me pareció que algo muy malo estaba a punto de pasarles a las residencias de mayores de Cataluña.

Cuando las patronales se fueron posicionando al respecto, emitiendo comunicados, reuniéndose y denunciando públicamente lo que estaba haciendo la administración, mi preocupación fue en aumento.  Incluso llegué a hablar con alguien de la administración que me dijo que estaban trabajando para corregirlo, con lo que deduje que el problema existía.

Sólo una patronal, ACRA, parecía anormalmente tranquila.  Ellos habían encargado un informe jurídico del qual se deducía que el acuerdo de la Generalitat no era de aplicación al sector y concentraban sus argumentos e indicaciones a la administración, no tanto en si había o no una rebaja de los conciertos del 7% sino en que no se debía bajar la cantidad presupuestada para este fin en los presupuestos de 2013.

Me parecieron unos insensatos.

Leí diez veces el acuerdo de gobierno y el informe jurídico encargado por ACRA y no podía más que estar en desacuerdo con su interpretación.

La cosa siguió adelante y todo el sector, menos ACRA escribió conjuntamente a tres consellers  avisándoles de lo desastroso que sería aplicar la rebaja prevista en el acuerdo.  De nuevo, ACRA actúo según su criterio y escribió al president Mas advirtiéndole de lo terrible que sería plantearse rebajas en los conciertos (sin entender que ya estuviesen planteadas) o reducir el presupuesto de servicios sociales para el año que viene. Todos estos movimientos fueron apareciendo en sucesivas noticias en Inforesidencias.com, portal de las residencias geriátricas.

El día 18 de abril la Consellera Neus Munté ha comunicado a ACRA que el acuerdo de gobierno y la consiguiente rebaja no le es de aplicación a los "proveedores privados de servicios sociales vinculados por un contrato de gestión de servicio público en sus diferentes modalidades".

Al leerlo me he quedado felizmente de piedra.

Feliz porque bien está lo que bien acaba.  De piedra porque el argumento de la Comisión de Retribuciones y Gastos de Personal de la Generalitat (Comissió de Retribucions i Despeses de personal) , según aparece en la carta de la consellera, es el mismo que defendía ACRA en su informe jurídico.

Parece que no fueron insensatos después de todo y que su posición era la más ajustada a lo que pensaba hacer la Generalitat.  Yo me equivoqué en la interpretación y, lo que siento es que, si volviese un mes atrás, creo que, con la información que tenía, volvería a equivocarme.  Pero eso ya da igual.

Lo más importante, por supuesto es que las residencias concertadas y las públicas gestionadas seguirán estando, en su relación con la administración, tan mal cómo hasta ahora, pero no peor.  Una buena noticia que en estos momentos sólo puede alegrarnos.


martes, 9 de abril de 2013

LA FELICIDAD ES EL OBJETIVO DEFINITIVO: LA CULTURA DEL SÍ PARA ALCANZARLA

Llegamos a Holanda treinta personas en el viaje geroasistencial de Inforesidencias.com, el buscador de residencias geriátricas, que este año hemos organizado con la empresa holandesa Transfer Consultancy.  Como en viajes anteriores a Suecia, Alemania o Francia, sabemos que el modelo que vamos a encontrar es muy diferente al nuestro pero buscamos aquéllo, aunque sea pequeño que nos permita aprender y mejorar.

 La  cultura del síAl llegar a la residencia Humanitas Akropolis en Rotterdam nos encontramos varias cosas que a todos los vistiantes nos resultan llamativas:  un complejo formado por cuatro equipos interconectados que en total acogen a 600 personas mayores en un conjunto de apartamentos con servicios y una unidad de residencia.  Lo primero que llama nuestra atención es que en el jardín que se sitúa entre los edificios hay una especie de Zoo con cabras, conejos, cerdos y otros animales.  Cuando entramos dentro no es lo que nos esperábamos.  El aspecto es el de un restaurant self-service, en el que, de hecho hay personas que están comiendo o tomando un café.  Aquí y allá algunos objetos que más podrías encontrar en un rastrillo que en una tienda de antigüedades pero que, sin duda, tienen años.

Nos recibe un personaje peculiar.  Se llama Hans Becker y nos empieza a explicar que hace años le preocupaban cómo eran las residencias así que decidió crear un nuevo modelo basado en lo que él llama "la cultura del sí".  El sr Beckers no es contenido en sus expresiones.  Dice que las residencias antes eran "islas de miseria"  en las que las personas no eran felices por lo que él quiso aportar felicidad.  La verdad es que nos ha explicado muchas cosas.

Me hubiese parecido un profeta desvariado si no fuese porque tiene una realidad que le respalda en forma de 30 residencias repartidas por Holanda y 3.500 empleados.
Un pequeño zoo/granja a la entrada del complejo

Me resulta difícil cuando le oigo hablar no pensar en conceptos como la planificación centrada en la persona.

En vez de escribir yo lo que sigue, voy a traducir un poster que nos han entregado y que no he sido capaz de encontrar en internet.  Se llama "La nueva filosofía para el sector del cuidado:  La felicidad es el objetivo definitivo y la cultura del sí es el vehículo para alcanzarla".

El punto de partida, así como el objetivo de la filosofía del  sistema holandés de atención es la consecución de la felicidad humana para los clientes con alguna discapacidad física o social.  Curar y cuidar  ya no son nuestra principal actividad (core business).

El lugar donde vive la persona (living arrangements)  y la consecución de una sensación de bienestar son elementos igualmente importantes o incluso más que los de atención sanitaria y cuidados (curar/cuidar). Estos últimos ya no deberían ser los aspectos que definan la atmósfera  y aspecto general.

La felicidad humana se forma de dos aspectos: 
Junto con Hans Becker, un visionario de la atención gerontológica

Uno individual:  La persona, aunque tenga una discapacidad, desea tener control sobre su propia vida.

Uno comuntario: Las personas tenemos la necesidad de pertenecer a un grupo (algo que le pasa a muchos animales que viven en manadas).

En esto es en lo que se debe concentrar la actuación de nuestra organización y, sólo en la medida en que el cuidado sanitario y la atención contribuyan a ello, deben ser considerados como algo beneficioso.  Pero en ese caso siempre se deberá considerar si el hecho de tomar una aproximación médico/higiénica tiene efectos negativos sobre lo que verdaderamente es importante.  Si lo que se gana es mayor a lo que se pierde es mejor abandonar  el curar/cuidar y concentrarse en el bienestar que hace que la persona se olvide de sus discapacidades y "aprenda a vivir" con una discapacidad crónica.  Así las cosas, el bienestar, como alternativa a curar/cuidar se puede implementar en un número razonablemente alto de ocasiones.

Sobre el lugar donde vive la perosna:  Humanitas, teniendo en cuenta el deseo individual de independencia, ha desarrollado los "apartamentos para toda la vida".  Estos tienen un mínimo de 72 m2, y tres estancias (la exigencia de vivienda social en Holanda) y pueden ser comprados o alquilados según sea el nivel de ingresos de la persona.

El hecho de tener su propio apartamento hace que la persona sea un verdaderamente un "residente", no alguien que simplemente ocupa una habitación en una institución.  El lugar donde vive la persona y las atenciones a la persona deben ser considerados aspectos totalmente separados.  Por eso, alguien que vive en Humanitas podría elegir, si necesita alguna atención que se la preste una empresa que no sea Humanitas.

Los apartamentos se diseñan de forma que se pueda vivir cómodamente en ellos incluso en una silla de ruedas.  La pila de la cocina y el lavamanos son regulables en altura; los enchufes el buzón están alcance de la persona.  Las barreras se evitan.
Hans Becker explica a los asistentes al viaje su modelo

El lugar donde se vive no sólo contribuye al concepto individual de felicidad sino que también apoya el aspecto grupal ya que puede aumentar el sentido de pertenencia a un grupo.  Para poder considerarte una "persona entre personas" necesitas encontrar a gente, mezclarte con ellos y compartir algo:  comer una manzana, hablar de algo o tomar una copa en un bar; ir a la peluquería o visitar la granja de la residencia con tus nietos; el jardín de las escuturas o jugar a bridge con otros.  Para todas estas cosas necesitas unos espacios para lo que Humanitas ha creado "la plaza del pueblo cubierta", una gran zona comunitaria dividida en muchos espacios en la planta baja de uno de los edificios.

Por supuesto, los antiguos elementos de curar/cuidar como cuidados personales, enfermería, fisioterapia, psicología, trabajo social, dietista, logopeda, o monitor se actividades físicas son importantes.  Estos servicios también se pueden encontrar en la "plaza de pueblo" pero de ninguna manera como elementos dominantes:  no verás a nadie con bata blanca caminando por el edificio, ni muchos carteles recordando múltiples reglamentaciones internas, ni mobiliario que parezca de una institución  ni luz fluorescente. El motivo es que hay muy poco que curar o regular en enfermedades crónicas como el Alzheimer, el Parkinson o la esclerosis múltiple.

Muy a menudo lo que tenemos que hacer es apartar el curar/cuidar de esas personas y es la organización la que debe preocuparse por enfocar la atención en la consecución de lo placentero de la vida que todavía se pueda disfrutar.  La actual preocupación por  aspectos médicos e higiénicos,  el establecimiento de reglas, la discusión en todos los niveles (enfermería, médicos, dietistas, trabajadores sociales, psicólogos...)  sobre estos sujetos, ocasiona una atmósfera negativa.   Si se acentúan las cuestiones médicas la imagen positiva de la vida tiende a desaparecer y las instituciones donde se cuida a esas pesonas se cinvoerte en lo que Becker llama "Islas de Miseria".

Sobre el modelo de gestión, Humanitas ha elegido uno que no se basa en la estructura jerarquizada de mando de "arriba a abajo" sino en lo que se conoce como "Operación cultural colectiva" (collective cultural operation) definida por el profesor  Karl Weick, de estados Unidos, en el que  los que participan (mandos, empleados, clientes, voluntarios, familias y proveedores) necesitan sen conscientes  de cuáles son los valores principales de la organización y actuar en consecuencia.  De esa forma se da poder (empowerment) a los niveles bajos de la organización generando innovación "de abajo a arriba".

En este modelo los valores principales de la organización tienen una importancia primordial.  Estos son:

PODER DE DECISIÓN (ESTAR EN CONTROL):

Cualquiera cuyo cerebro  funcione  debe decidir por uno mismo que es importante para sí, incluso si eso comporta decisiones que no serían normalmente aceptadas por los demás (como emborracharse en el bar cada día, ducharse cada tres semanas o querer tener cinco gatos cuando se ve claramente que no es posible)

PARTICIPACIÓN ACTIVA:

Es algo importantísimo que se olvida si sólo nos centramos en curar/cuidar.  Si las  funciones básicas (caminar, prepararse un café, controlar el propio dinero, preparar la ropa que te vas a poner o cocinar) se dejan de utilizar, desaparecen sin darnos cuenta.  Si uno deja de caminar durante dos meses, recuperar esa capacidad será casi imposible.  Por eso uno necesita mantenerse activo ya que "si no lo utilizar lo pierdes" (use it or lose it).  Hans Beckers dice que hay que llegar al límite del dolor.  Por eso en Humanitas se utilizan eslóganes como  "Demasiado cuidado es peor que demasiado poco cuidado", o "No atiendas a la persona, preocúpate por que cada persona se atienda a sí misma".   Por supuesto que esto tiene sus límites y que el personas se mantiene vigilante, sería absurdo pedir a un residente con parálisis que se lavase los pies.

LA IDEA DE LA FAMILIA EXTENSA

Este valor implica que las personas deberían considerarse a sí mismas como parte de una familia y no simplemente como "ellos".     Los discapacitados, los mayores a punto de morirse que no se enteran de nadas y "nosotros" y nosotros los profesionales de bata blanca que hemos estudiado unos cuantos años y que ahora pensamos que lo sabemos todo mejor que "ellos".  Esos "ellos" junto con su pareja y famiiliares, si lo pensamos llevan años siendo expertos prácticos sobre su propia discapacidad.

El cuarto valor definitivo es 

LA CULTURA DEL SÍ

Significa  que todos los que intervienen (mandos,  empleados, familia, clientes y voluntarios) deben tener una actitud positiva  en relación a cualquier petición, demanda o deseo que manifieste el cliente para mantener el control sobre su vida.
Una parte del museo de la reminiscencia.  Prohibido no tocar

Si la petición no puede ser cumplida, se iniciará un diálogo con la persona.  No una discusión que se pretenda ganar sino una conversación  abierta en la que busquemos los motivos que generan la demanda e intentemos, junto con ella, encontrar alternativas que permitan llegar a un acuerdo  con el cliente que sea positivo.

Aplicando esos principios nos llevan a tener un restaurante en el que los clientes piden su comida y la pagan con su propio dinero, el museo de la reminiscencia, que ofrece temas de conversación  para el día a día, la peluquería y el salón de belleza, la granja, etc... Todos  buscan potenciar lo positivo y mejorar el ambiente. La suma total de curar/cuidar, bienestar y lugar donde vivir es un producto integral que no puede existir si no existen todos los elementos.

Cuando alguien entra en un establecimiento de Humanitas se siente sorprendido  por el calor, la estimulación y la alegría que produce una cultura empresarial basada en generar actividad.  Nada de lo que vemos, olemos, oímos o sentimos nos hace pensar en que vamos a recibir atención.  Normalmente  relacionamos a las empresas que ofrecen cuidados con médicos, higiene, medicación, reglas y muerte.  Eso elementos, por supuesto también existen en Humanitas pero  se presentan de una forma velada.  Lo que verdaderamente se ven son los aspectos felices de la vida.
Todo se puede tocar aquí.  Planchando como antes

Uno de los últimos aspectos en la lista de elementos a mencionar es la mezcla.  En principio discapacidad y miseria no deberían juntarse.  Las islas de miseria son fáciles de crear aunque no sea de forma deliberada.  Por eso en Humanitas hacemos un esfuerzo positivo por mezclar:  los sanos con los enfermos (al menos un tercio de nuestros clientes no tienen ninguna necesidad de atención), jóvenes con mayores; ricos con probres; nativos con minorías étnicas; homosexuales con heterosexuales.  Esta mezcla se extiende a nuestro entorno ya que el centro está abierto.  El "truco" consiste en ofrecer precios muy razonables en el restaurante, un buen fisioterapeuta, un supermercado que puede utilizar el vecindario, una peluquería y salón de belleza también abiertos a la comunidad, un café de internet; un club de bridge e incluso una guardería para la comunidad.

Creando un conjunto feliz, Humanias atrae a empleados fácilmente, consigue menos abandonos y bajas laborales.

Además de que los familiares visitan más a los clientes, Humanitas es como un imán para los voluntarios; los clientes tienden menos a la depresión, se ayudan más entre ellos en vez de pedir ayuda a los empleados y de esta forma todo nuestro esfuerzo tanto profesional como financiero  se puede concentrar en lo realmente útil mientras se evitan peticiones de cuidado que se producían a menudo en las islas de miseria tradicionales.





Esto sí que es una forma original de atender a personas mayores y convivir con la demencia.

Esto es sólo una de las visitas llevadas a cabo durante el viaje geroasistencial a Holanda 2013 organizado por www.inforesidencias.com

Traductor del texto original y comentarista: Josep de Martí

Enlace relacionado: Jardín terepéutico para mayores

jueves, 4 de abril de 2013

TOMAR OPTIMISMO PRESTADO

Hasta ahora he tenido la ocasión de viajar tres veces a México para participar en cursos de grontología social y congresos, como los "Congresos internacionales de residencias y servicios para personas mayores".

Ya lo he dicho entonces y lo repito ahora.  México es un país que debemos mirar con mucha atención lo que, para nuestra mentalidad española requiere hacer el esfuerzo de quitarnos de encima nuestros prejuicios y estereotipos.

Cuando volví la última vez, en Octubre de 2012, un amigo que dijo: "Pero allí lo de la atención a mayores está muy mal, ¿No?".

Eso me hizo reflexionar ya que, efectivamente, si comparamos lo que sucede en ese gran país con España podríamos decir que las ratios de cobertura de residencias geriátricas, centros de día o ayuda a domicilio para la tercera edad, son inferiores y los modelos menos desarrollados, pero a diferencia de aquí, cuando vas a un curso de Gerontología o a un congreso de gestores de residencias geriátricas ves una alegría y un entusiasmo que aquí lleva tiempo aletargado.  En mi último viaje me explicaron, por ejemplo, un proyecto de creación de una cadena de centros de día, la construcción de varias residencias y de un hospital especializado en el dolor geriátrico.  "La financiación no es problema si el proyecto es bueno", escuché en varias ocasiones.

Sucede algo parecido con la situación general de la economía.  De forma objetiva podemos decir que, aún ahora, existe un nivel de vida superior en España que en México pero de la misma forma vemos que en España vivimos atenazados por una sensación de pesimismo que hace que los empresarios, trabajadores y población en general miremos expectantes hacia un futuro que nos tememos oscuro, mientras en México los empresarios piensan en invertir, los trabajadores en formarse  y se ve el futuro con cierta esperanza.

Por supuesto que es una generalización pero me lleva a pensar que lo que genera optimismo o pesimismo no es tanto el cómo estamos sino el cómo prevemos estar dentro de un tiempo.

Todo esto viene a cuento de lo que me ha pasado esta madrugada:  Justo cuando ha llegado la medianoche me he conectado a Skype y he impartido mi primera conferencia on line a un grupo de 20 alumnos de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) en Toluca.

Ver a un grupo de jóvenes formándose y con la casi seguridad de que, si acaban su formación y lo desean, podrán trabajar en el cuidado de personas mayores ("adultos mayores" como dicen allí) me ha hecho llegar una bocanada de aire fresco y optimismo.

Por supuesto podemos pensar que, una vez formados sus expectativas es ganar unos 350€ al mes con condiciones laborales peores que las de España y por un trabajo que aquí se paga unas tres veces más.  Sorprendentemente no me pareció que lo pensasen.

Cuando fui la primera vez a México hace siete años, muchas enfermera me preguntaban qué tenían que hacer para  poder venir a trabajar a España.  La última vez que estuve, si me hubiese esforzado un poco, podría haber encontrado trabajo allí.

Viendo que esto del optimismo y pesimismo es subjetivo.  ¿No nos podrían prestar un poco del suyo?

lunes, 1 de abril de 2013

REDUCIR CONTENCIONES: UNA OPINIÓN EN PRIMERA PERSONA

Hace unas semanas escribí la entrada "desatar o liberar" en la que planteaba cómo una residencia para personas mayores que hoy se plantee reducir, racionalizar o hacer desaparecer las contenciones tenía ante sí dos opciones que costaban dinero:  "Desatar" con el Dr. Burgueño y CEOMA o "Liberar" con la Dra. Urrutia y la Fundación Cuidados Dignos.

Una persona escribió un comentario a esta entrada que me pareció, por su extensión, y por estar firmado, merecedor de una consideración especial.  Pedí al autor, Vicenç Badía, si me dejaba reproducirlo como entrada y me dijo que sí.

Pues, aquí está:

Buenas tardes, como director de residencia de 120 plazas que ha conseguido eliminar el 100 % de las sujeciones y que desde hace más de una año no contemplamos ninguna posibilidad de cualquier tipo de sujeción, quiero expresar mi opinión sobre el cómo deseamos hoy que nos traten a nosotros cuando seamos personas que no podamos tomar nuestras propias decisiones por nosotros mismos?

Es nuestra responsabilidad más allá de lo que indique la Administración como indicáis en algún párrafo, la de hacerlo lo mejor posible y mejorar continuamente el trato a nuestros mayores, no conformarnos nunca y, muy importante, quitarnos de la mente palabras como "es imposible" o "no se puede".

En nuestro caso, hemos eliminado todas (y veníamos de unos valores que ahora me dan miedo pensar en ellos por cómo cuidábamos) las sujeciones sin incrementar recursos, y, hemos conseguido durante 3 meses seguidos (no fue flor de un día) los menores índices de caídas de la historia del centro (tiene 11 años) y el resto de meses no estamos muy alejados de los valores que teníamos antes de iniciar el proceso, lo cual nos indica que no dábamos mejor servicio por el mero hecho de usar sujeciones.

Además, el cambio nos ha servido para mejorar el índice de satisfacción de los clientes, ya que con nuestro trabajo hemos demostrado que podíamos hacerlo y el aspecto de los residentes es otro, "la paz ambiental" ha aumentado, el tono muscular de los usuarios es mejor, la capacidad de estimularse y de desplazarse se mantiene mejor, los tratamientos no farmacológicos han demostrado ser una buena alternativa.

Si cambiamos la manera de pensar que tenemos tan proteccionista de los habitantes del sur de Europa, y en cambio utilizamos más la razón que la emoción, estoy seguro que no nos plantearíamos términos como "bonhomias ni nada parecido" y siempre enfocados en la perspectiva de la persona no nos plantearemos discusiones como estas sino que trabajaríamos en conseguirla. Respetemos las maneras de trabajar, conservemos la capacidad de escuchar y no la de destruir, todos saldremos ganando.

Sigamos reflexionando sobre nuestros mayores: Qué es mejor el (posible pero no seguro) dolor puntual o el dolor continuado por no poder realizar nuestra voluntad? Quien dice que nosotros no podemos caer ahora mismo y lastimarnos? Entonces, porque no nos sujetamos desde ahora mismo? Empatizemos con nuestros mayores y reflexionemos como viven su vida, no con la de los cuidadores quieren que la vivan. Cualquier persona debe de vivir, sentir, experimentar  sentirse liberada..., independientemente de su estado (físico o cognitivo), no somos nadie para limitarlo.

Conozco personalmente los trabajos del Dr Burgueño y de la Dra Urrutia y debo de decir que su filosofia es muy parecida y es la que quiero para mi en el futuro.

NOTA.- En el mundo occidental las certificaciones sirven para aquellos que no tienen suficiente credibilidad hacía un tercero y por eso deben de certificarse para ganarse la confianza..., podemos trabajar sin certificarnos, sólo debemos trabajar muy duro para ser creíbles y transmitir confianza como para poder mirar al frente sin agachar la cabeza.

Seguro que quien quiera podrá contactar conmigo. Creo que con el autor del Lazarillo de Tormes ya tenemos suficientes desconocidos.

Un agradecimiento del autor del Blog para Vicenç Badía