lunes, 22 de julio de 2013

¿HACIA DÓNDE, POR FAVOR?

Aunque mi labor en el  portal www.inforesidencias.com debería ser la de mantener una relación "virtual" con las casi setecientas residencias asociadas, lo cierto es que últimamente no dejo de hablar por teléfono con gestores y profesionales de centros que se encuentran, según me comentó uno hace unos días, "cómo si me hubiesen dado un golpe en la cabeza y por un momento no reconociese nada de lo que hay alrededor".

Llevo veintiún años trabajando en este sector, tanto desde la administración como desde la empresa y recuerdo haber vivido momentos en los que la gente estaba "relativamente contenta", a veces "bastante enfadados" pero nunca como ahora.

Durante muchos años el sector gerontológico ha pedido unas reglas del juego claras y estables.  Algo que parecía que la Ley de Dependencia nos podía traer.  El sueño ha durado poco y ahora parece que más que haber hecho bien, la Ley ha sido como un chute de una droga de esas que crean una sensación de euforia sin fundamento que viene seguida de la lógica depresión.


Hace pocos días leía que la renombrada consultora DBK publicaba su informe anual sobre el sector de las residencias para personas mayores en España.  Como lo lleva haciendo desde hace unos cuantos años, puede compararse el de 2012 ("El sector geroasistencial nota la crisis") con lo que ha dicho en el último ("Las residencias para mayores bajan su facturación un 2% en un año").  Como los informes llevan datos del año anterior, podemos decir que el último año en que el sector creció fue 2011.  En 2012 las cosas fueron mal y en 2013...

Esto son sólo dos noticias aparecidas en los medios las últimas semanas:


Si lo queremos ver por el lado positivo podríamos pensar que quien buscar residencia para mayores en Burgos o quien busca residencias en Vizcaya ahora podrá encontrar precios más bajos debido a que la competencia y la existencia de vacantes habrá hecho abaratar el servicio.

Si bien eso es cierto en parte, también lo es que la estructura de costes de una residencia viene marcada de forma profunda por el capítulo de personal y que, debido a que muchos centros llevan muchos años funcionando la antigüedad de la plantilla hace difícil adaptar los costes a una bajada de ocupación.  Por eso, si la situación se alarga en el tiempo, el cierre de residencias y consecuente despido de personal dejará de ser una realidad anecdótica.  O sea, que esas residencias a buen precio de ahora pueden convertirse en edificios cerrados mañana.

Ahora que nuestros gobernantes, por enésima vez nos dicen que lo peor de la crisis ya ha pasado y que vamos a empezar a salir del hoyo habría que pedirles que, de una vez por todas se den cuenta de que gastar en servicios de atención a mayores, sobre todo si éstos son residencias para mayores dependientes, centros de día y servicios de ayuda a domicilio, es algo positivo en sí mismo.  Sé que no lo creen o no lo entienden pero hay que hacérselo ver.

Cuesta mucho dinero construir una residencia de tercera edad y mantenerla hasta que su funcionamiento cubre los costes y permite empezar a recuperar la inversión.  Sería desastroso perder el tejido empresarial, y benéfico que actualmente cubre nuestro país.

Alguien me dijo que la crisis era como estar en el fondo de una piscina, tienes que aguantar la respiración e intentar subir a la superficie para tomar aire.  Tienes que esforzarte para subir aunque te duela todo. Puedes ahogarte a dos metros de tu meta o a dos centímetros, además, si lo haces tan cerca del final estarás igual de ahogado que si no te hubieras esforzado.

Creo que el sector de las residencias (ya se les llame de tercera edad, geriátricas, para ancianos, o como cada cual quiera), ha hecho esfuerzos importantísimos estos años.  Sería tan tonto dejar que se ahogue cuando parece que la superficie esta cerca que no quiero no imaginármelo.

Hoy las residencias para mayores privadas (mercantiles y de iniciativa social) piden a la administración lo mismo que hace cinco años: un marco estable y una financiación acorde con las exigencias.  Si tienen esto pueden vender sus plazas a la administración y al cliente privado.

A quien corresponda, pues, la pregunta ¿Hacia dónde, por favor?

Autor del post Josep de Martí

2 comentarios:

  1. Hola Josep.

    Mi nombre es Héctor Durán.

    Creo que el sector no se regulará hasta que los que jugamos dentro del "partido" forcemos la regulación.

    Si esperamos que sea la Administración la que regule el sector, podemos esperar sentados otros treinta años, que no sucederá.

    ¿No cabría una regulación tipo "estrellas" como el sector hotelero del que tanto tenemos que aprender?

    Debo hacer una autocrítica en el sentido que nos pensamos que el sector "geroasistencial" es el ombligo del mundo. No es así.

    Si bien es cierto que somos creadores de empleo estable y no deslocalizable, en no pocos casos la gestión no es del todo profesional (por supuesto, me incluyo). Esa no profesionalización del sector hace que sea imposible regularlo (creo que realmente tampoco se quiere regular por parte de todos, muchos se verían perjudicados).

    Josep, bien sabes que hay bastantes residencias en Cataluña, y muchas en España, que deberían estar cerradas ya que las condiciones mínimas de salud y de confortabilidad no cumplen los mínimos ni por casualidad.

    Mientras nosotros permitamos esto (a parte de la Administración) este sector será ingobernable e irregulable.

    ¿HACIA DÓNDE?

    Hacia donde sea capaz de llegar cada uno con su iniciativa, imaginación y ganas de hacer bien las cosas.

    Antes de preguntar ¿HACIA DÓNDE?, deberíamos preguntar, ¿COMO Y DE QUÉ MANERA?.

    Un saludo.

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  2. No creo que sea un problema de falta de regulación, al contrario, el problema o parte de él es la sobredosis de regulación que existe en este sector, como existe en toda España con cada cosa.

    Existe una sobrepresencia de la Administración, que además está aprovechando la crisis para financiarse mediante expedientes sancionadores, al amparo de normas disciplinarias extraordinariamente genéricas.

    Normas, pocas y claras. Unificadas además. Licencia única, no mil licencias y permisos para todo: licencia del ayuntamiento, de servicios sociales, de sanidad, del depósito de medicamentos, de.....

    Y dejar actuar no ya todo, pero al menos un poco al mercado, que no es tonto y expulsa a los ineficientes y premia a los eficientes. Control férreo de los mínimos, pero no exigencias 5 estrellas para todos. Apoyo la idea del anterior comentarista, con la calificación con estrellas. ¿Acaso uno es menos digo por ir a Pensión el Peine que al Ritz? Lo importante es cumplir unos mínimos, pero el mínimo no puede ser un servicio luxury pagues lo que pagues.

    Y es irrisorio pensar que con el sistema de conciertos esto se soluciona. Eso es depender de la Administración, que ya vemos a donde nos está llevando, y que con sus incumplimientos en los pagos está estrangulando el sector.

    En definitiva, un poco de aire, un poco de libertad. Que el sector es bastante maduro y ha hecho muy bien las cosas en este tiempo. Pero con mucho dinero. Ahora estamos en crisis, ¿lo saben? Seamos realistas, y repensemos el modelo. Recuerdo su post de las residencias suecas o noruegas.... ese es el camino. ¿Tardaremos 30 años en darnos cuenta de las cosas?

    Saludos
    Jaime Fernández-Martos Montero

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