sábado, 26 de octubre de 2013

GALICIA DESCUBRE LA TELEASISTENCIA

Una noticia aparecida en el periódico el Faro de Vigo de 25 de octubre de 2013 llama la atención.  El ttular es que la Xunta controlará a los mayores en casa para evitar internarlos en residencias".

La novedosa idea es fomentar el autocuidado en casa del mayor instalando alguna tecnología como sensores, que los mayores tengan una tablet y utilicen la smart TV o tengan unos conectores gps.   De esta manera pueden estar en contacto con una central desde la cual pueden "controlarlos" (es la palabra que utiliza el artículo).  Todo ello con una finalidad, evitar los ingresos en residencias de ancianos a personas que realmente no lo necesitan.

Unas líneas más abajo la noticia dice "además de la plataforma de teleasistencia...".  O sea que lo que describe la noticia es eso, una teleasistencia con más sensores y más posibilidades de interacción entre la central de llamadas y la persona mayor.  Claro, si se le llama "monitorización en tiempo real del domicilio" parece otra cosa.

No dudo que la teleasistencia es una buena herramienta para personas mayores parcialmente dependientes que, más que atención constante necesitan seguridad ya que tienen miedo de estar solas y que les pase algo.   Para esas personas cualquier teleasistencia, aunque sólo sea la de la pulsera/medallón con el pulsador, ya es un avance que cumple su objetivo.  Si además hay sensores de movimiento u otras medidas tecnológicas (sensores que saben si se ha abierto la nevera, utilizado el baño o uno se ha levantado de la cama), mejor, aunque más caro.  Si encima se les da una tablet, smart tv y sensores gps...   Entonces no lo sé.  Y digo que no lo sé porque llevo bastantes años oyendo hablar de cómo la teleasistencia "supertecnológica" se iba a ir imponiendo y no lo he visto suceder.

Por otro lado, eso de que poner más teleasistencia evita que las personas mayores vayan a las residencias es una pamplina.  Lo expliqué en 2009 en una entrada del blog titulada "Teleasistencia para todos", cuatro años después, recomiendo una re-lectura.

Me alegro mucho de que en Galicia vayan a promover la teleasistencia.  Dudo que con ello acaben rebajando la demanda de residencias.  A ver si me envían alguna fotografía de uno de estos mayores haciendo ejercicio ante su smart tv.

lunes, 21 de octubre de 2013

DECISIONES Y CONSECUENCIAS EN ASTURIAS

Leo en la Voz de Avilés de 21 de octubre que en Asturias inauguran una residencia pública que gestionará directamente la administración a través del organismo público Establecimientos Residenciales de Asturias (ERA).

La noticia menciona que la nueva residencia, situada en El Nodo, tendrá 148 residentes y 30 plazas de centro de día.  Que ha costado 4,9 millones de euros y ha tardado tres años en ser construida.  Que la construyó FCC y la amuebló El Corte Inglés, por  206.780 Euros.

¿Saben que es lo que leo por ningún sitio?  Qué va a costarle al Principado gestionar directamente la residencia y qué habría costado sacar a concurso la gestión o cederla a una empresa y concertar las plazas.

Es una información importante ya que el gasto importante en una residencia no está en la construcción y el equipamiento sino en su funcionamiento posterior.

Vamos a sacar la calculadora:

Si hacemos caso de Lares, que recientemente ha publicado su Mapa de situación de la Dependencia, en el que analiza la situación de impagos en diferentes comunidades, cuando en Asturias conciertan una plaza en una residencia privada pagan 1.266,33 Euros al mes.  Por lo que, concertar las 148 plazas de residencia le costaría unos 2.350.000 Euros al año.  No sé por cuánto conciertan en Asturias las plazas de centro de día pero, sólo por imaginar, voy a suponer que lo que le costaría en este caso sería nulo ya que a la cantidad que pagaría habría que deducir el copago que realiza el usuario.

O sea, que si el gobierno autonómico hubiese optado por establecer un sistema de concertación en vez de construir ella, con lo que ha gastado en El Nodo, podría haber mantenido a 148 usuarios dos años.

Por otro lado, sabemos cuánto le habría costado concertar pero, ¿Cuánto le costará a la propia ERA gestionar la residencia?  Eso no aparece en la noticia y quizás sí debería aparecer.

Llevo mucho tiempo defendiendo que debe existir transparencia y claridad en los costes de los servicios públicos.  Sólo así se puede compartir y se pueden pedir responsabilidades a quiénes toman las decisiones.

Digamos, por un suponer que al ERA le cuesta la plaza 2.000 Euros al mes.  La diferencia entre el precio de concertación y el de gestión directa irá generando un "déficit" que se irá acumulando.  Un día Asturias tendrá que tomar decisiones dolorosas o pedirá un fondo especial para pagar su ineficiente decisión.  ¿Alguien pensará entonces que ese déficit se habrá generado por una decisión incorrecta tomada ahora?

Sólo espero que cuando ese momento llegue alguien vea este blog y se dé cuenta de que la cosa no era inevitable.

viernes, 18 de octubre de 2013

FLEXIBILIZAR EN RESIDENCIAS. POR DÓNDE

Las comunidades autónomas siguen "retocando" los precios de concertación de plazas en residencias asistidas.  A veces rebajándolos directamente;  otras, valorando de forma más concienzuda a los dependientes de forma que los que hasta hace unos años habrían sido considerados "grandes dependientes" ahora lo sean sólo como "dependientes severos", o una combinación de ambas cosas. Mientras tanto, otra parte de la ecuación, o sea, lo que las residencias pagan a los trabajadores, ha subido de forma considerable durante los últimos años.

Este gráfico lo he sacado de la web de Comisiones Obreras, o sea, no es una invención mía:


No es original ya que lo puse en otro post en este blog en 2011, y pone de manifiesto cómo ha subido en los últimos años el salario del sector de la dependencia frente a la inflación debido a cómo se han negociado los convenios colectivos de la dependencia en épocas de vacas menos flacas.  Para ser justos hay que decir que el gráfico acaba en 2010 y que en los tres últimos años la tendencia ha cambiado.  Si alguien tiene el gráfico actualizado lo colgaré encantado.

Si la administración congela o baja los precios de concertación, hay más plazas libres en residencias geriátricas que hace unos años,  y bajan los precios privados de las residencias, el sector tiene un problema.  Si además una parte de la facturación se cobra tarde debido a los atrasos en los pagos por parte de las administraciones;  a la bajada de facturación se le une una constante tensión de tesorería.

Lo lógico en estos casos es intentar reducir costes, retrasar pagos y aumentar ingresos.

Muchas residencias han recortado en lo que han podido: han renegociado alquileres, han presionado para que sus proveedores les rebajen precios y acepten pagos atrasados.  En momentos de máxima tensión han dejado de pagar alguna paga extra pero, poco más han podido hacer.

El capítulo más importante dentro de la cuenta de resultados de una residencia es el de personal, eso quiere decir que, una residencia que, de verdad quiera reducir sus costes tiene dos opciones:  reducir el número de empleados o reducir el salario a los existentes.

El número de personas que trabaja en una residencia geriátrica viene marcado por un mínimo que establece la administración y por el nivel de atención que preste el establecimiento.  Existe una relación clara entre el número de "horas trabajadas" y atención que reciben los residentes (digo "horas trabajadas" y no número de personas para descontar el efecto del absentismo).  Por eso, en muchos casos resultará casi imposible reducir el número de personal, sobre todo si son gerocultores, sin que se vea afectada la calidad asistencial (Ofrecer la posibilidad de disfrutar de una adecuada calidad de vida a los residentes es una de las pocas cosas verdaderamente innegociables).

Existe la posibilidad de rebajar la dedicación de los profesionales que exige la normativa de acreditación (varía de una comunidad a otra pero suelen ser: médico, enfermería, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, psicólogo, educador social y trabajador social) manteniendo la presencia de todos los perfiles (o sea, reducir "alguna hora" de terapeuta ocupacional o de psicólogo pero manteniendo un mínimo de horas para cada perfil).  El problema es que esas reducciones difícilmente suponen por sí solas un aligeramiento importante de los costes.  Además, resultaría ridículo considerar adecuado que una residencia de cincuenta plazas tuviese, por ejemplo, dos horas a la semana de terapeuta ocupacional "únicamente para cumplir la ratio".

O sea, que al igual que cuando el gobierno se plantea la reducción de costes, la rebaja salarial se acaba mostrando como la medida más efectiva y rápida.

Sé que es terrible hacerlo ya que los salarios que hay en la actualidad son bajos aunque hayan subido por encima de la inflación durante más de diez años.  Si alguien quiere leer lo que piensan los que serían receptores de la rebaja de salario sólo tiene que ir a una entrada del blog de Enero de 2011 titulada "¿Qué pasa con las tablas salariales de 2011?" y bajar hasta las opiniones de los visitantes:

"900 euros con pagas extras incluidas"
"Ahhhh tampoco pagan la subida correspondiente en convenio ni atrasos por la aplicación del convenio que me digan a mi como se vive con 900 euros y trabajando festivos y fines de semana"
"Este mes he cobrado 820 euros. Me quitan un 11,5% de IRPF. Estoy separada y con tres hijos."

Son frases reales que dejan bien claro que la rebaja de salarios que estoy propugnando  estaría recayendo en personas a las que ya hoy les cuesta mucho llegar a final de mes. O sea, que, sólo debería adoptarse si no hay otra solución mejor o menos mala.

Pensemos en algunas:

La más fácil es "No hacer nada, a ver qué pasa".

La opción anterior tiene variantes como "Vamos a consensuar entre todos" o "Creemos una comisión".  Al final se obtienen los mismos resultados que con la primera pero durante un tiempo parece que se hace algo y a veces "lo que pasa" es que da la sensación de que el problema se "está resolviendo".

El problema de las opciones anteriores es que no suelen funcionar y sólo empeoran las cosas de forma que, cuando al final hay que tomar alguna medida real ésta resulta aún más dolorosa.  (¿Qué hubiese pasado si algunas políticas de 2013 se hubiesen tomado hace cuatro?)

Otra es considerar que los propietarios de las residencias han ganado mucho dinero en el pasado por lo que ahora les toca "sufrir un poco".  Quien defienda esa opción puede pensar que los empresarios deberían endeudarse para pasar la mala racha sin tocar las condiciones de los trabajadores y, cuando las cosas vuelvan a ir bien, ya recuperará lo que ahora haya perdido.  El problema es que, incluso si quisiéramos aceptarla tenemos el problema de que las residencias no encuentran quién les deje el dinero para "pasar la tempestad".  Es más, muchas ya se han endeudado en condiciones onerosas y ahora deben contar entre sus gastos la carga financiera.  Yo creo que este es el escenario con el que trabaja la administración.  Saben que los empresarios de la atención a personas mayores lucharán con uñas y dientes para mantener las residencias. Saben que los residentes y sus familiares están bien cuidados y no querrán irse, por eso van atrasando la toma de decisiones.

Algo aún más radical es cerrar las residencias, despedir a todo el mundo, pagar lo que se pueda y... adiós.   Esta opción también tiene variantes como "malvender" sólo para quitarse de en medio y dejar la patata caliente de los alquileres y nóminas al siguiente.

La opción "cierre" que ya se han visto obligadas a tomar un buen número de residencias supone que los empleados se quedan en el paro tras cobrar una indemnización de 20 días por año trabajado, más una prestación de desempleo del 70% de la base reguladora.  Los residentes vuelven a sus casas y, quizás los beneficiarios de ayudas públicas empiezan a cobrar la "paguilla de la dependencia" en forma de prestación para el cuidador no profesional.

Viendo que ninguna alternativa es "buena" y, poniéndome en la piel de alguien que, como quien opinó en este blog, gana 900 Euros al mes trabajando algunas veces de noche y en fines de semana, me pregunto ¿Preferiría aceptar una rebaja del salario de 10% con un compromiso de mantenimiento del puesto de trabajo y de la jornada completa o ir al paro con la indemnización y la prestación durante unos meses?

Sé que es una pregunta perversa ya que consiste en obligar a elegir entre dos proposiciones negativas, pero es posible que tengamos que plantearla.

Seguro que me dejo algo, por lo que ruego a quiénes lean este post que opinen sin reservas. También, aunque he hablado con unos cuantos directores de residencia, me encantaría saber si lo que digo no tiene lógica por algún motivo.

Me encantaría que mi próximo post vaya sobre lo equivocado que estaba al escribir éste pero me temo que no será así.

Autor del post Josep de Martí

lunes, 14 de octubre de 2013

BLOGUISTA INVITADO: JOSÉ ANTONIO RABADÁN. COCA COLA CON CALCIO

José Antonio Rabadán es, además de director de clientes y comunicación del grupo Novaire, un buen amigo.

Durante los últimos años hemos compartido mesa (tanto desde la perspectiva gastronómica como conferencística) en varias ocasiones.  He leído varias aportaciones suyas en el blog de Novaire y en las ediciones recopilatorias de fotografías sobre mayores que organizan y van ya por su segunda edición.

Me encanta contar con él como bloguista invitado tratando de una cuestión que, sin duda, va a adquirir relevancia durante los próximos años:  el papel de las personas mayores como definidoras de las tendencias de comsumo y no sólo referidas a residencias geriátricas, centros de día o servicios para la tercera edad.

Gracias, José Antonio per esta "Coca cola con calcio":

Los días internacionales son una especie de recordatorios en nuestras agendas que nos hacen mantener despierto el interés sobre un colectivo, enfermedad o causa solidaria, y generalmente la necesidad de atención y reconocimiento sobre ellos. Una vez al año no hace daño y debería ser suficiente para plantar la semilla en nuestra consciencia de buenas intenciones perdurables más allá de esas veinticuatro horas. Evidentemente no lo consiguen. Hoy le toca el día a las personas mayores.Ojo, no confundir con el día de los abuelos que se celebra el veintiséis de julio.

La población mundial mayor de sesenta y cinco años pasará de unos quinientos millones a mil quinientos en el 2050. En España será de más de quince millones. Este incremento supondrá una revolución demográfica que conllevará cambios de gran calado en nuestra sociedad. El envejecimiento de la población, tan predecible hoy y a la vez tan ignorado, plantea retos a los que hoy dificilmente se dan respuestas dignas de mención y que no sean burdos recortes en materia de pensiones, dependencia y cobertura sanitaria. Más bien este fenómeno se percibe como un tsunami inexorable al que tendrá que enfrentarse los gobernantes del 2030, sin haberse realizado el más mínimo esfuerzo de previsión y reestructuración social y estatal medianamente serio y coherente.
Además, el aumento de la esperanza de vida dará lugar a un incremento proporcional de personas mayores en situación de dependencia y casos de demencias como la enfermedad de Alzheimer, ya que el riesgo se incrementa exponencialmente con la edad. Se estima que una de cada tres personas mayores de 85 años sufren deterioro cognitivo, por lo que si proyectamos las previsiones demográficas nos encontraremos ante una falta de recursos para poder atender a esta población dignamente, una situación difícilmente soportable con los esquemas actuales de políticas en sanidad, servicios sociales y financiación.

Pero a la vez esta revolución silenciosa nos brinda enormes oportunidades. Las personas mayores van a desempeñar un papel cada vez más importante en nuestra sociedad, hasta convertirse en el principal grupo de presión y colectivo de consumo. Realizando trabajo de carácter voluntario y, cada vez más, como una fuerza laboral remunerada y que todavía está por tangibilizar. Y como soporte familiar, ante un modelo de familia en crisis y vía de extinción (segunda transición demográfica), transmitiendo valores y experiencia, y cuidando de familiares en situación de dependencia. Curiosamente el tiempo dedicado a esta tarea (especialmente llevada a cabo por mujeres mayores) se incrementa con la edad de la persona cuidadora.

Esta transformación de la sociedad afectará a cada uno de nosotros, a todos los colectivos y a todas las áreas de gobierno, prácticamente sin excepción. Por este motivo las medidas políticas en general, y las actitudes ante el envejecimiento en particular, deben de evolucionar para dejar atrás el modelo actual. Un modelo creado en el siglo XX y que no es válido ya en el  actual. Este es nuestro gran reto.
Desde la administración pública generalmente se tiende a ver a este colectivo desde una perspectiva asistencialista y también en ocasiones, paternalista. La asociación entre vejez y dependencia está arraigada en todas sus estructuras y es algo que hay que empezar a disociar debidamente en un colectivo tan amplio y heterogéneo. En definitiva no se traza desde arriba el debido empoderamiento del colectivo, reduciéndose a testimoniales asociaciones su presencia en nuestra sociedad, ignorando que serán el grupo con más influencia política, económica y social.

También desde el mundo empresarial, necesitado más que nunca de nuevas oportunidades, se deja de lado este potencial. Aunque en el último año hemos visto que se han realizado iniciativas con más o menos fortuna y acierto: desde el aclamado anuncio “Empieza algo nuevo” de Ikea (réplica del de congelados La Sirena de hace un par de años), hasta el estrepitoso desatino del spot de Campofrío “Cuida-T +”, muestra de la visión estereotipada de las personas mayores que reproducen los medios de comunicación. También desde el mundo de la televisión se están subiendo a la ola: “Los mayores gamberros” en Antena 3 y el próximo programa musical de la primera que promete arrasar audiencias, “Generación rock” (el OT de personas mayores) secuela del fenómeno cinematográfico “Corazones Rebeldes” de Stephen Walker del año 2007. Ambos proyectos me ofrecen dudas sobre su credibilidad y enfoque.

Es evidente que en nuestro mundo real no se está haciendo ningún proyecto que dirija certeramente su objetivo sobre este colectivo.  No encontramos calzado dirigido a personas mayores de sesenta, o de setenta, ni espacios ni productos en el súper para cubrir las necesidades específicas de esta población y que no sean productos de farmacia u ortopedia, ni electrodomésticos adaptados mínimamente a sus necesidades. Y esto no es discriminación positiva: es simplemente adaptar la oferta a la demanda y normalizarla. Como siempre, serán los americanos quien nos enseñen el camino e inventen (apúntenlo) la coca-cola con calcio, o con el mineral o vitamina correspondiente. Igual que lo hicieron con la light o zero. Y entonces nos daremos cuenta de que es posible innovar y diseñar productos específicos para personas mayores.


La celebración de este primero de octubre por tanto, debería ser el argumento para reivindicar este cambio de percepción necesario para este gran colectivo, dejando atrás esquemas obsoletos que se ven reflejados en cada una de nuestras capas sociales y no servir como pretexto festivo para encandilarlo con una comida y baile al ritmo del pasodoble de Suspiros de España; ellos ya están en otra historia. Y bajo ese nuevo paradigma crear nuevos esquemas que conjuguen un desarrollo económico y social con un mayor respeto y consideración con las personas mayores, sin volver a caer en el manido baboseo,  integrándolos realmente en los tejidos sociales y productivos, promoviendo normativamente sus derechos y también, sus obligaciones. 

lunes, 7 de octubre de 2013

HIBERNATUS

Hay un tiempo en mi vida marcado por el cine.  Entre los ocho y los doce años las tardes de los domingos eran para ir con mi hermano mayor a una sesión doble.  El rito empezaba por la mañana cuando, después de Misa íbamos a ver qué películas pondrían por la tarde.  Examinábamos detalladamente el cartel y las fotos y,  si "echaban" una de guerra o de romanos estábamos contentos, si era "de amor", chascados. No sé exactamente por qué lo hacíamos ya que el "qué echasen" no era relevante.  Fuera lo que fuese, iríamos.

De ese tiempo se me han quedado algunas películas en la memoria que ahora rebrotan ante determinadas circunstancias.

Así, estos días, a raíz de haber recibido el mensaje de una residencia no hago más que pensar en Hibernatus, una película de 1969 protagonizada por Louis de Funes en la que un explorador que lleva muchos años enterrado en hielo es rescatado y resucitado.  La película explota las reacciones de alguien que despierta en un mundo que ha cambiado por completo.

Se me ocurre que alguien podría hacer un remake de Hibernatus y le propongo un argumento más actual y con un toque geroasistencial:

Me imagino a una mujer de mediana edad, empresaria, propietaria de una residencia geriátrica de cien plazas que en 2008 mientras está tranquilamente en su casa sufre un desfallecimiento y cae inconsciente.  Una sucesión de imágenes (ambulancia, hospital, médico hablando con marido abatido, mujer en cama, hijos que se hacen mayores, más mujer en cama) nos dan a entender que no ha recuperado la consciencia y que ha pasado unos años en algo parecido a un coma.

Pero, como es una película, la mujer despierta.

Imaginémonos ahora la escena en la que ella, aún desmejorada está sentada con cara de preocupación en un despacho.  En la mesa, un hombre con un Ipad y unos cuantos papeles le está dando una información ante la que ella se muestra incrédula.

Ella: ¿Cómo que ya no va tan bien?  Pero, ¿No dices que la residencia está casi a plena ocupación y seguimos teniendo setenta plazas de colaboración?

Él: Es que muchas cosas han cambiado desde 2008.

Ella:  Sí, ya me han dicho que lo de la crisis acabó siendo verdad. Pero, la residencia está llena.. y además, ¿No está lo de la Ley de Dependencia?

Él:   Sí, está casi llena pero, si me escuchas entenderás:   Lo que nos paga la administración por atender a los mayores financiados se ha mantenido congelado durante estos últimos años.  Encima han empezado a valorar a los residentes de forma más restrictiva con lo que, en la práctica nos pagan menos.

Ella: ¿La administración no ha subido el precio en cinco años? ¿Y los privados?

Él:  Por allí no se arregla la cosa.  Hace unos cuatro años, muchos de los que pagaban como usuario privado pasaron a "plaza pública" con lo que tuvimos que bajarles la cuota.  Después la competencia y la crisis nos obligaron a bajar el precio privado ya que si no no conseguíamos ocupar las plazas. Total que hoy los usuarios privados nos pagan lo mismo que hace cinco años. Bueno, un poco menos ya que nosotros asumimos una de las dos subidas del IVA para que no hubiese una desbandada.

Ella:  ¿Dos subidas del IVA?

Él: Sí.  La primera del 7% al 8% en 2010 y después otra hasta el 10%.

Ella:  Claro, con eso el precio les parece más caro a los clientes aunque para nosotros el IVA es neutro porque lo repercutimos, ¿No?.

Él:  No, no fue así.  Es que tengo tantas cosas que contarte....  Aunque a los clientes privados el IVA les supuso un incremento la primera vez, la segunda decidimos no aplicárselo del todo y asumir nosotros una parte. Con los públicos fue diferente.  A los que tienen concierto el IVA les bajó del 7 al 4% y esto sí tuvo efecto neutro, pero a los de plazas colaboradoras nos obligaron a asumir nosotros la subida con lo que la broma nos ha costado un 3% de nuestra facturación pública, o sea que, entre públicos y privados nos costó más o menos un 2,2% de la facturación total.

Ella:  Pero, ¿eso no es ilegal?.  Es que me parece una pasada.  Me acuerdo perfectamente que los políticos decían que éramos un sector que iba a crear 300.000 puestos de trabajo.  Nosotros mismos hemos contratado a mucha gente.  Es cierto que a cambio nos dan bonificaciones en las cuotas de la seguridad social pero...

Él:  Espera, no sigas.  Las bonificaciones también nos las han quitado.

Ella:  ¿Pero es posible?

Él:  Sí, y calcula que esto se nos come casi otro 3% de nuestra facturación.

Déjame que te explique varias cosas que han pasado:

El IPC desde 2008 a 2013 ha subido un 10,2%, eso quiere decir que nos han subido la comida, el alquiler, así como todos los suministros.  Como lo que cobramos a los residentes y a la administración no ha subido en proporción, todo eso que hemos perdido.  Nuestro problema, además ha sido que la luz, el agua y el gas han subido muy por encima de la inflación.  Imagínate, sólo lo que han incrementado los suministros en estos cinco años se nos lleva el 3,6% de nuestra facturación anual.

Por otro lado, como el convenio colectivo que hemos aplicado hasta hace cuatro días se pactó en época de vacas gordas, hemos tenido que subir el salario a los empleados en un 8% durante tu ausencia.  Eso equivale al 5% de nuestra facturación.

Y aún hay más: La administración en estos años ha empezado a pagar  de forma errática.  Por un lado, todavía no nos han ingresado lo que corresponde al mes de mayo de 2012 y por otro, entre que tardan en tramitar la documentación y en empezar a pagar por un residente nuevo "la pelota" ha ido creciendo. Hace ya un par de años nos vimos obligados a extender la póliza de crédito, contratar una línea de descuento, o sea, a pagar intereses y comisiones que antes no pagábamos.  Cada vez nos cuesta más que los bancos nos dejen así que esto nos lleva a tener que gastar en costes financieros un 1,8% de nuestra facturación más de lo que gastábamos hace cinco años.

Ella:  ¿Y la Ley de Dependencia no ha hecho nada?

Él:  Al principio creíamos que sí, pero ahora me parece que ha hecho más mal que bien.  La cuestión es que los políticos han visto que lo que prometía la Ley no se podía mantener y en vez de cambiarla han ido haciendo remiendos y tapujos.  Mira un ejemplo:  Aquí tengo la valoración que hacían de los mayores en 2008 y la que hacen ahora.  En esta columna, lo que a ellos les sale, en ésta, la valoración que hacemos nosotros al ingreso. ¿Ves el cambio?  Muchos de los que en 2008 se consideraban grandes dependientes, o sea los que cuesta más cuidar y vienen con un precio superior, ahora se valoran como de dependencia severa.

Ella:  ¿Y eso qué nos supone?

Él:  Pues que cuesta el mismo esfuerzo atenderlos pero te pagan menos. Mira al pie de la columna.  He hecho un cálculo y, si se valorase igual que entonces estaríamos  facturando un 3,4% más de lo que facturamos ahora.

Ella:  ¿Hay más cosas que hayan cambiado a peor?

Él: Déjame ver... Sí.  Dejamos de recibir una subvención que teníamos para formación, cambiaron la compatibilidad del servicio de centro de día..

Ella: ¿Y no habéis podido hacer nada para compensar todo esto mientras yo no estaba?

Él:  Sí. Nos presentamos a una concertación de plazas que hubo en 2009 pero como la zona en que estamos no era prioritaria...  Además, los que se presentaron y ganaron también han visto cómo las cosas iban empeorando para ellos.   Ahora hemos estudiado presentarnos a un concurso para gestionar una residencia pública pero el precio máximo que puedes ofertar es un 8% más bajo que el que pagaban hace cuatro años con lo que no nos hemos atrevido.  También pensamos lanzarnos a construir otra residencia en otra zona pero le nuevo Código Técnico de Edificación ha encarecido en cerca de 10.000€ el coste por cada plaza, así que no nos atrevimos sin estar tú para ratificarlo.

Ella:  (Con la mirada perdida en el techo del despacho).  Pues vaya...  O sea que.. entre IVA, bonificaciones, suministros y demás ¿hemos perdido casi un 12% de la facturación?.

Él:  No, la bajada es más grande ya que antes la residencia estaba casi siempre llena y ahora tenemos una media de cinco plazas libres.  Eso supone otro 4% de merma.

Ella: Me dejas de piedra.  ¿Y qué hacemos?

Él: Yo me alegro mucho de que hayas vuelto ya que se nos plantea un futuro difícil y me gustaría que tú cogieses las riendas.  Ahora la residencia, aunque sobre el papel pierde un poquito, tiene un problema muy serio de tesorería.  La administración nos debe 200.000 euros entre lo que no nos pagaron en julio de 2012 y todos los atrasos generados por ingresos públicos que no tienen regularizada su situación con la administración.  Esperamos cobrar algo en Octubre pero, si no se arregla esto podemos hundirnos por falta de tesorería.  

Si hacemos caso a la Administración, pronto flexibilizarán algún requisito de los que tenemos que cumplir pero, de momento sólo van a crear una comisión.  Además, la última inspección ha escrito en el acta que tenemos que pintar el centro ya que se nota falta de mantenimiento y nos ha "recomendado" que apliquemos atención centrada en la persona y algún programa de eliminación de contenciones.  Ya me he informado de qué va y parece bonito pero no sé cómo vamos a empezar ahora esos cambios si no sabemos si podremos pagar a Hacienda el 20 de Octubre...

¿Alguien se imagina cómo puede seguir la película?

Mientras agradezco a quien amablemente me ha enviado un excel con los datos que he utilizado para redactar este post (todos ciertos), invito a quiénes lo lean a escribir en el comentario cómo creen que podría seguir y acabar la película.

Nota:  Antes de publicar este post me he permitido contrastar los datos que recibí con los de otros directores de residencias geriátricas.  Alguno que comenta que la retirada de las bonificaciones a la Seguridad Social no les ha supuesto tanto como se describe más arriba pero que el aumento en el precio de suministros ha tenido un aumento superior al descrito.  También encuentro discrepancias en lo que ha supuesto la subida de salarios con motivo de aplicación del convenio y en lo que supone el efecto global de los cambios respecto a la facturación total.  Creo que, a pesar de que puede haber discrepancias en relación a alguno de los datos, éstas no desvirtúan el mensaje.  Si alguien opina de otro modo, abajo hay un espacio para hacerlo.

martes, 1 de octubre de 2013

EL REGALO DEL ICASS POR EL DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS MAYORES

El 30 de Septiembre a las 18,30 una nota de prensa en la web de la Generalitat anuncia que la suspensión en la tramitación de Prestaciones Económicas Vinculadas para el ingreso de personas dependientes en residencias para personas mayores en Cataluña, que llevaba aplicándose desde principios de agosto, se prorroga sine die.

La culpa es del estrangulamiento económico a que se ve sometida la Generalitat.  De hecho, las primeras palabras de la nota dejan claro que no va a haber ni un ápice de asunción de responsabilidad: "Los recortes y constantes incumplimientos del gobierno del estado....".

En resumen, que "la pobre Generalitat" no tiene culpa de nada y se ve obligada a actuar así.

Yo creo que sería más sincero decir que, además de la deficiente financiación (indudable), la Generalitat tiene unas prioridades  dentro de las cuales el sector de atención a la dependencia no es la primera.  Algo tan obvio que, incluso si no lo dicen, salta a la vista.

El interés que tiene el govern por el sector se demuestra en los detalles.  Uno claro fue la sustitución de un conseller con gran experiencia y conocimiento, Josep Lluís Cleries, por una de bajo nivel político y sin experiencia conocida en el ámbito de los servicios sociales hasta su nombramiento.

Insisto, como he dicho en otras ocasiones, que Neus Munté me merece mucho respeto como persona y que le deseo mucho éxito.  Lo que esos parabienes no pueden ocultar es mi decepción por la decisión del President Mas que exilió al cementerio de elefantes del Senado a un político competente y que llevaba preparándose para ser conseller de Benestar durante muchos años.

No sé si con Cleries estaría pasando exactamente lo mismo.  Lo que sé es que él contaba con armas de las que Munté carece y quizás habría encontrado la forma de hacer más llevadero el trance.

La consecuencia del nuevo recorte es doble:

Por un lado las residencias que hicieron el esfuerzo por acreditarse ven ahora como éste ha resultado baladí ya que no cuentan con los residentes a que aspiraban atender.

Por otro, vemos cómo muchas residencias, durante los últimos años, aspirando a ser residencias colaboradoras, concertadas o acreditadas han realizado obras y, sobre todo, han ampliado y especializado sus plantillas con lo que han acabado encareciendo el coste del servicio para todos sus residentes.

Al final, casi todas las residencias ofrecen un servicio mejor, y más caro que hace unos años.  Quien ha hecho encarecer el servicio (la Generalitat) ahora deja de comprar y, cuando los prestadores se giran hacia el sector privado, pensando encontrar allí lo que no da la administración, ven que lo que pueden pagar muchas familias (expulsadas de la protección pública) no alcanza para sufragar el coste del servicio residencial que ofrecen.

Total, que podemos haber creado un sector con un servicio bueno que muy pocos pueden pagar.

La Generalitat, que todavía no ha hablado con las patronales del nuevo recorte, aunque las ha convocado a una reunión sin fecha para "consensuar medidas", debería plantearse seriamente si quiere pasar del lado de "los que ponen obstáculos" al de "los que ayudan en la solución".

Alguien tiene que ponerle el cascabel al gato: Tenemos que conseguir que los precios de las residencias sean aquéllos que se puedan pagar.  Ya sean personas que buscan residencia geriátrica privada totalmente o financiada con fondos públicos.

¿Cómo conseguirlo?  Creo que sólo hay dos formas:  O completamos la capacidad económica de las familias y mantenemos el precio del servicio (PEV, Colaboración, concierto), o conseguimos que el servicio se pueda prestar por menos dinero, algo que en un sector en el que más del 60% de la cuenta de resultados está relacionado con el capítulo de personal resultará proceloso y difícil.

Por supuesto podemos ir retrasando la adopción de medidas, negar la realidad, achacar todo al "enemigo exterior" y esperar a que el arcángel aparezca y eche a los demonios.  El problema es que eso sólo pasa en els Pastorets y faltan tres meses para Navidad.