sábado, 31 de enero de 2015

NACE LA NUEVA INFORESIDENCIAS.COM

Hoy es un día especial para mí.

Llevo quince años trabajando en el proyecto de www.inforesidencias.com, un portal para ayudar a quienes pasan por el momento de buscar una residencia de tercera edad.

El portal funcionaba, en su segunda versión desde hace diez años por lo que ya necesitaba un cambio y, puestos a cambiar le hemos dado una vuelta completa.

La nueva Inforesidencias.com funciona con una tecnología más avanzada,  ofrece servicios nuevos como el primer comprador de residencias online; la creación de "indicadores de transparencia" y una mayor integración con las redes sociales.

Espero que a quien pase por este blog le parezca interesante.

La nueva www.inforesidencias.com


viernes, 30 de enero de 2015

¿FUNCIONAN ASÍ LAS RESIDENCIAS? UNA RESPUESTA A LA ENTRADA

Hace unos días escribí un post en el que hablaba sobre un texto que me había llegado y que hablaba sobre hacia dónde podía ir un cambio de modelo en la atención a personas mayores.  Titulé el post ¿Funcionan así las residencias de mayores hoy?.

Al cabo de unos días he recibido por mail una comentario sobre el post que me envía Eva.  Le he pedido si me deja publicarlo en el blog y me ha dicho que sí.

Como me parece que el contraste de pareceres es la mejor herramienta para generar conocimiento, aquí está su opinión:

Hace 23 años que trabajo en el mundo de la sanidad de los cuales 13 directamente en el sector de la geriatría, asumiendo el cargo de enfermera y responsable higiénica sanitaria de una residencia de 25 usuarios; durante este tiempo, cada día ha sido diferente al siguiente puesto que quienes son el objeto de nuestras atenciones son personas únicas, con unas necesidades individuales y distintas de la del resto de usuarios, son personas con derecho a decidir qué quieren hacer cada día, y nosotros, el equipo, estamos obligados moralmente a escucharlos a entenderlos y a ofrecerles unas atenciones personalizadas con SENTIDO COMÚN.

Las características de la sociedad han ido cambiando, de forma que nuestras atenciones también se han tenido que adaptar a las nuevas demandas; y como no, las normativas han ido variando, con lo cual si nos ha interesado continuar en el sector de la geriatría hemos tenido que asumir nuevas directrices que se adaptasen a la normativa legislativa.

Realizada dicha afirmación queda evidencia del desacuerdo absoluto hacia el artículo de Vicente Botella del Cid sobre “la diferenciación como elemento de calidad”.

En dicho artículo se comenta que “ser diferente no se lleva ni se contempla como elemento innovador y de calidad, más bien penaliza y complica a quien lo intenta, y que la verdadera razón para no diferenciarnos los unos de los otros es nuestra pereza, nuestra apatía y nuestra falta de confianza en el sector”.

Las personas que trabajamos en una residencia no nos ha de mover el hecho de intentar ser diferente, sino el intentar atender a los  usuarios según las necesidades del propio usuario, basándonos siempre en la observación, escucha, empatía, bondad, compasión y alegría. El equipo interdisciplinar se ha de adaptar a las necesidades de los residentes, y no al revés, y dicho equipo ha de demostrar a la Administración  el camino que queremos seguir.

También se dice en el artículo que “La diferenciación ha caído en manos de la especulación del marketing, en portales de internet para vender plazas o en totalitarismo filosóficos que pretenden hacer el blanco negro y viceversa”, pero por suerte NO todos los centros han de moverse por dichos motivos, sino todo lo contrario, por equipos guiados por un líder que motiven, impliquen, den alegría y ganas de hacer cosas nuevas siempre en base a mejorar y atender con calidad a las personas mayores.

Es obvio entender que todos los centros residenciales hemos de seguir unos patrones estándares y dar unos servicios generales, pero, también es obvio entender que  somos diferentes en cuanto a la organización y la forma de convivir y atender a los usuarios y hay centros que optamos porque sean los

propios usuarios los que decidan qué tipo de actividades quieren realizar, como son por ejemplo “los huertos urbanos”. En nuestro caso, ya hace años que lo llevamos a la práctica, y no con el objetivo de “ser diferente y hacer campaña de marketing”, sino porque parte de los usuarios que tenemos provienen de ambientes rurales, formando parte de su historia de vida todo lo relacionado con el cultivo de la tierra. Esta actividad es una de las preferidas y que más refuerzos positivos nos da, ya que es compartida tanto por los familiares, residentes y propio personal, los cuales aprendemos qué plantar, cuándo y cómo recoger los frutos de nuestro trabajo, compartiéndolos en las comidas.

Así mismo, el ejemplo supuestamente real que se explica en dicho artículo sobre las atenciones que recibe un usuario, me han producido una extrema tristeza y me han dado a entender el poco sentido común que se aplica en sus cuidados, dando prioridad a los intereses del propio centro antes que a las necesidades y deseos reales de dicho usuario. A mí siempre me enseñaron que “no hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti”, así que me pregunto:

·       ¿Tan difícil es adaptar el horario del personal a los de los residentes, y no hacerlo al revés? ¿por qué este señor tiene que levantarse y acostarse a horas que él no desea? Una residencia no es un hospital mas al contrario, es el centro substitutorio del hogar y no ha de seguir los horarios hospitalarios, ha de ofrecer a sus usuarios horarios de levantarse y acostarse según las preferencias o costumbres de ellos. Dicha situación puede corregirse, consiguiendo  que el personal de atención directa entre a diferentes horas, para así dar la posibilidad a los residentes de ir levantándose a diferentes horas, y entre los diferentes turnos ha de haber unos objetivos de trabajo en común, siempre orientados a mejorar la vida de los usuarios, con lo cual se ha de dar la opción que los residentes que así lo verbalicen puedan acostarse a otras horas y que sea el turno de noche quien los ayude a acostarse.
·       ¿Por qué ha de hacer actividades que no quiere? ¿Dónde está la profesionalidad y sentido común del equipo interdisciplinar? Si escuchamos al usuario y conocemos su historia de vida, podremos hacer juntos un plan de actividades y acciones encaminadas siempre a respetar sus deseos e intentar mantener o mejorar su calidad de vida.
·       ¿Por qué ha de comer cosas que no le gustan? Si seguimos las recomendaciones de la atención centrada en la persona tendremos en cuenta sus gustos dietéticos y hábitos nutricionales, y será responsabilidad del equipo el negociar, dialogar y llegar a un acuerdo con el usuario, ofreciéndole la posibilidad de realizar un menú equilibrado que sí sea de su gusto. ¿tan malo es cenar un día a la semana un bocadillo de jamón, sino le gusta la verdura, tan difícil es ofrecerlas de otra manera, como pueden ser cremas? También es nuestra misión informar a la Administración que los menús propuestos, a pesar de no ser los más perfectos, sí son los que han decidido los usuarios.

En fin, dicho artículo me anima a continuar trabajando para mejorar las atenciones a esas personas mayores, las cuales representan la memoria histórica de nuestro país, son el pasado y el  presente, y forman parte del futuro al interrelacionarse con las nuevas generaciones; son personas  a las que continuamente hemos de aprender, escuchar y respetar. El equipo interdisciplinar ha de trabajar para ver a los residentes como personas individuales, con unas necesidades biopsicosociales y espirituales únicas, y a los que se les han de ofrecer unas atenciones integrales con sentido común, ayudándoles en esta nueva etapa de su vida, y no por ello menos importante.


Hemos de ser valientes, adaptando la organización del centro a las atenciones de los usuarios, logrando unas atenciones reales acordes a los deseos de los residentes, en las que lo prioritario no sean los registros que después se les enseñarán a la Administración, sino donde lo real sea “La Alegría de los residentes” y satisfacción del personal y familiares.

A mí (vuelvo a ser Josep de Martí) me parece que el futuro al que aspiran Vicente Botella y Eva no es tan diferente, lo que sí les separa es la visión de cómo son las residencias de mayores y los directores hoy.

miércoles, 28 de enero de 2015

BLOGUISTA INVITADA: TERESA MARTINEZ

Hoy estoy contento.  Hace unas semanas pedí a Teresa Martínez un texto para aparecer como bloguista invitada y no ha tardado nada en escribirlo y hacérmelo llegar.

Teresa es una gran divulgadora de la Atención Centrada en la Persona (ACP) de la que he sido alumno, lector, y contertulio.

Quien quera acercarse a ella intelectualmente encontrará una puerta interesante en esta web http://www.acpgerontologia.com desde la que se puede acceder a sus libros y documentos de trabajo.

Os dejo con su reflexión y se la agradezco de todo corazón.

Avanzar hacia la Atención Centrada en la Persona desde el conocimiento


Teresa Martínez Rodríguez, psicóloga gerontóloga

Teresa Martínez.  Psicóloga
Gerontóloga
Agradezco a Josep Martí, a quien conozco desde hace varios años, la invitación y oportunidad de escribir en su blog, espacio que se ha convertido en lugar de encuentro y consulta para muchos profesionales del sector.

Me gusta mucho, y por esto suelo repetir, la frase de Susan Misiorki  (Pioneer Network) cuando acertadamente advierte que la “Atención centrada en la persona no es un destino, es un viaje que no tiene fin”. 

Un viaje en el que algunos servicios gerontológicos españoles están ahora embarcando. Una transformación cultural y organizacional que, sin estar exenta de dificultades y riesgos, es posible y se está mostrando como beneficiosa no sólo para las personas usuarias, sino también para los profesionales y para las propias organizaciones. Además, como algunos dicen (yo me sumo a esta opinión), abre “un camino sin retorno” porque propone lo que muchas personas querríamos para nosotros mismos en caso de precisar cuidados: no perder el control de nuestra vida cotidiana, poder seguir tomando nuestras propias decisiones y llevar una vida, dentro de lo posible, acorde a nuestros gustos y deseos.

Es justo reconocer el recorrido y la mejora que los servicios gerontológicos españoles han experimentado en estas dos últimas décadas. La profesionalización ha ido tomando fuerza y esto ha supuesto una mejora en las condiciones materiales y técnicas que son básicas e indispensables para ofrecer una atención de calidad a las personas. Ello ha sido posible gracias al gran esfuerzo realizado tanto por parte de las administraciones públicas como del sector privado, y sobre todo, por parte de los y las responsables de los servicios y profesionales.

Los modelos inspirados desde el enfoque de la atención centrada en la persona no pretenden tirar por la borda todo lo que hemos avanzado ni quitar valor al  conocimiento adquirido en el sector gerontológico sino más bien todo lo contrario: identificar los logros conseguidos a lo largo de estos años y armonizarlos con una parte nuclear de lo que debe definir la calidad de los servicios de atención social y que había quedado algo desdibujada: buscar el bienestar de las personas permitiendo que éstas puedan ejercer control sobre su atención y  vida cotidiana.

En el campo de la atención sanitaria la ACP (también denominada atención centrada en el paciente) es objeto de un alto interés desde hace ya varias décadas y distintas revisiones sobre su concepto, aplicación y evidencias han sido publicadas (Ducan, 2011; IAPO, 2007; NARI, 2006; National Voices, 2014; Price, 2006). Diversos organismos oficiales internacionales han considerado este enfoque como un eje fundamental en la calidad de los servicios de salud. The United States Agency for International Development (USAID) define el enfoque PCC (Patient-centered care)como “un enfoque en la atención que conscientemente adopta la perspectiva del paciente. Esta perspectiva se caracteriza  por dimensiones como el respeto a los valores del paciente, a sus preferencias y necesidades expresadas, así como por la coordinación e integración de la atención, la información, la comunicación y educación, el confort físico, el apoyo emocional y el alivio del miedo y ansiedad, la implicación de la familia y amigos, o la transición y la continuidad” (citado en  Harkness, 2005). Por su parte, The Institut of Medicine (IOM), prestigioso organismo oficial norteamericano,  señaló hace algo más de una década el  enfoque Patient-Centered Care  como uno de los  elementos críticos en la redefinición del sistema de salud para la mejora de su calidad (IOM, 2001). Del mismo modo  el  Nacional Institute Research Ageing (NARI) de Australia ha enunciado diversos  principios rectores de la ACP aplicada en salud como enfoque clave para la mejora de la atención de las personas mayores (NARI, 2003, 2007). Diferentes gobiernos, entre los que cabe destacar las iniciativas británica y australiana, han destacado la ACP como una de sus líneas estrategias de mejora de sus políticas sociales y sanitarias. 

En cuanto a lo que atañe a los servicios residenciales,  distintos países desarrollados (EEUU, Canadá, Reino Unido, Países Nórdicos, Australia, Holanda, Alemania, etc.) han apostado por ir transformando las tradicionales residencias de marcado carácter hospitalario e institucional hacia modelos de cuidados profesionales más “hogareños” afines al enfoque ACP con el objetivo de proporcionar cuidados de calidad en entornos domésticos donde las personas pudieran tener un mayor control sobre su vida cotidiana. 

Si consideramos que este enfoque y los modelos que lo conceptualizan son adecuados para mejorar la calidad asistencial de los servicios de cuidados a las personas mayores en nuestro país, aunque efectivamente sea un proceso largo y complejo, hemos de “creernos” que el  progreso hacia la ACP es posible. La creencia de que la transformación es posible debe ir, evidentemente, acompañada de otras condiciones: una programación realista y, por tanto, adaptada a la cultura y posibilidades de los diferentes lugares y servicios; la capacitación, cualificación y puesta en valor de los  profesionales del sector,  el rigor en el diseño del cambio y la evaluación de las aplicaciones. Sólo así este viaje de transformación  irá tomando forma y presencia en nuestro país y se irá generando conocimiento propio, procedente de nuestro contexto y realidadcomo ya ha sucedido en otros lugares, mostrando que todo esto no es una cábala, una profecía, un espejismo, una utopía Es algo posible, si realmente se cree en ello y se hacen las cosas bien. 

La ACP es un eje de la calidad asistencial internacionalmente reconocido que, frente a la búsqueda de la eficiencia organizativa y al rigor técnico, había quedado desdibujado o simplemente venía siendo ignorado. Es responsabilidad de todos/as avanzar por este camino y contribuir a que el progreso sea  posible,  auténtico (no desvirtuado) y esté bien fundamentado, sin por ello dejar de reconocer las dificultades que esta transformación en la cultura asistencial/organizativa conllevaEs tarea de muchos agentes (responsables públicos, movimiento asociativo de personas mayores, sector privado de servicios, consultores/formadores, profesionales, expertos, investigadores) consolidar este cambio cultural y contribuir a que unos servicios que en la actualidad pueden ser considerados aceptables, en algunos casos buenos, se conviertan en excelentes, y sobre todo, en lugares deseables y amigables para las personas (personas usuarias, familias y profesionales) que allí conviven compartiendo mucho tiempo de sus valiosas vidas.

Josep, gracias por tu invitación y por toda tu intensa actividad que con tanto entusiasmo nos propones.





Vuelvo a ser Josep de Martí.  Muchas gracias  a tí.  Creo que seguiremos avanzando ese viaje sin final que es la Atención Centrada en la Persona en el que viajan las residencias de mayores, los residentes, sus familiares, los profesionales y, sin duda, toda la sociedad.

lunes, 26 de enero de 2015

RESIDENCIAS ADAPTADAS A LAS PERSONAS Y PERSONAS ADAPTADAS A LA SOCIEDAD

Llevo unos cuantos defendiendo que las residencias para mayores tenderán a adoptar mayoritariamente por modelos de atención de los que se conocen como "Atención centrada en la persona" o ACP cuando las personas los demanden.

Para ilustrarlo suelo hablar de que lo que tenemos hoy sería un modelo que yo llamo "Paradigma del plan de intervención " en el que una residencia es un inmueble adaptado en el que trabaja un equipo interdisciplinar de profesionales que redacta un "plan de intervención" (o Plan de Atención Individualizada PAI) para atender a una persona mayor a la que le falta "algo".    Ese "algo" a veces será capacidad cognitiva, autonomía para desarrollar las actividades de la vida diaria, apoyo o una combinación de los anteriores.

Además de un  PAI para cada residente, la residencia dispone de unos protocolos y programas que le permite funcionar generando registros, actas de reuniones y otra documentación.  Para cerrar el círculo; cada cierto tiempo se evalúa la satisfacción del "cliente residente" y "residente familia"; y todo el sistema se gestiona de una forma homogénea que permite certificar la calidad del sistema.

Quizás explicado así parece frío e impersonal pero si lo miramos objetivamente, es el sistema que nos definen las reglamentaciones de servicios sociales; el que se premia en los concursos para gestionar centros públicos o concertar plazas.

Es cierto que como pegas vemos que en el "Paradigma del Plan de Intervención" se corre el riesgo de dar  más peso a la seguridad que a la libertad del residente; de considerar más relevante la opinión de los profesionales que las del propio mayor y de ofrecer una atención demasiado "medicalizada" e institucional.  Pero, si somos sinceros, son problemas que no impedían que la gran mayoría de residentes y familiares considerasen correcta la atención que reciben.

Además, desde hace años se plantean iniciativas para "mejorar el sistema" sin plantear uno nuevo.  Por ejemplo este documento es de 2001 ya hablaba de cómo fomentar la protección de los derechos de los residentes; también se ha ido incorporando en mayor medida al propio mayor y sus familiares a las reuniones en que se redacta el PIA y se ha tendido a fomentar que participen las gerocultoras en las reuniones de equipo interdisciplinar, ampliando la visión y, en cierta medida, acercándola al cuidado.  Esto ha supuesto que hoy el sistema esté viviendo un proceso que, con el tiempo, irá llevándolo a parecerse mucho al que se propone desde la ACP aunque sin la necesidad de introducir cambios radicales sino mediante una evolución.

Hoy he estado pensando en esto después de leer una noticia aparecida en el periódico argentino La Nación de 25 de Enero de 2015 que, con el título "Crece la oferta de residencias para la tercera edad" dice cosas como:


Como si hubieran vuelto al colegio, los ancianos que viven en la residencia Sophia cumplen los horarios y participan de las actividades programadas por la institución. Desayunan, tienen una clase de gimnasia, almuerzan, descansan, hacen musicoterapia y cenan. Siempre a la misma hora.

Los precios de las residencias geriátricas privadas pueden ir desde los 800€ hasta los 5.000€ por mes, según los servicios y actividades ofrecidas, atención requerida por el adulto mayor y la ubicación. El valor por mes también cambia si la habitación es de uso exclusivo o la comparten. Según la obra social y el plan, solo los ancianos que tienen un certificado de discapacidad pueden exigir el reintegro del costo del servicio de internación geriátrica.

"La diferencia en el precio depende de la cantidad de personal por cada anciano. Las residencias más baratas ofrecen solamente el personal que exige la ley y menos actividades diarias", explica Marcela, que tiene a su madre viviendo desde hace tres años en un geriátrico.

Esto es sólo un extracto de la noticia (aquí está completa).

Lo que me ha llamado la atención es que se explique la vida en la residencia como si ésta fuera la de un estudiante en un internado  (como si hubieran vuelo al colegio) sin un atisbo de crítica.  Estoy seguro que una noticia así, hoy, en España, habría generado alguna respuesta.

Si hacemos caso de lo que dice la noticia, las señoras que viven en esa residencia con régimen escolar están muy contentas.  Yo no lo dudo, pero creo que ellas mismas dentro de un tiempo o las siguientes residentes irán pidiendo cosas nuevas y el sistema se irá adaptando a lo que ellas quieran.

Las residencias que conocí en España en 1991 cuando empecé a trabajar como inspector se parecen poco a las que tenemos hoy.  He explicado muchas veces una anécdota de cuando era inspector:  En una ocasión hablando con un señor mayor que dormía en una habitación compartida con varias personas le pregunté si eso no le parecía mal y su respuesta fue algo así como:  "Aquí no paso hambre, frío y miedo, o sea que estoy muy bien". 

Creo que una parte importante del cambio ha venido dado por la adaptación de la oferta a lo que quiere quien contrata el servicio.  En ese sentido las residencias de mayores se han ido centrando en la persona mientras que las personas han ido cambiando a medida que lo ha hecho la sociedad.

domingo, 25 de enero de 2015

¿NECESITO INGRESAR EN UNA RESIDENCIA GERIÁTRICA? LA RESPUESTA EN CUATRO PREGUNTAS


En muchas ocasiones, cuando se considera si una persona necesita una residencia o puede seguir viviendo en su casa la propia persona no puede tomar parte en la decisión debido a que sufre algún tipo de demencia o deterioro cognitivo. En ese caso son sus familiares o personas queridas las que se ven forzadas a tomar una decisión y, para hacerlo, lo mejor es que buscasen el asesoramiento adecuado.

Aquí hay algunas preguntas que pueden hacerse para ayudar en el proceso.

¿Se ha llevado a cabo una valoración geriátrica por parte de un profesional?

En una valoración geriátrica el médico y los profesionales que participan pueden determinar qué necesita la personas para poder tener una vida lo más satisfactoria posible, tanto desde el punto de vista médico como el social.

Casi todas las residencias realizan una valoración geriátrica cuando la persona ingresa y, a partir de la misma redactan su Plan Individual de Atención. Los familiares pueden tener algo parecido si acuden a un médico geriatra para obtener un informe que tenga en cuenta toda la información que, en ocasiones está desperdigada porque la persona visitaba a varios especialistas (no es raro que una persona mayor visite a un cardiólogo, a un oftalmólogo y aun otorrino por afecciones diferentes sin que los historiales estén cruzados). Los médicos geriatras se especializan en pacientes de edad que normalmente sufren diferentes enfermedades y tienen además lo que se conoce como “fragilidad”.

Teniendo en cuenta la “visión global” que nos ofrecería este informe la decisión sobre si es mejor buscar una residencia u otras alternativas puede ser mucho más fundamentada.

Cuando el ingreso se produce como consecuencia de un ingreso hospitalario y justo en el momento en que se produce el alta, la información nos la puede facilitar el propio hospital. Por desgracia no todos los hospitales cuentan con médicos especializados en geriatría.


¿Pueden las necesidades de la persona mayor alcanzarse con seguridad quedándose en su casa?

La cuestión de la seguridad surge con fuerza cuando la persona mayor vive sola. En muchos casos, hasta que se plantea la necesidad nadie había puesto en duda que la persona podía encargarse de sí misma. Los problemas surgen tras un ingreso hospitalario o alguna otra situación en la que no es que se vea clara la necesidad de una ayuda constante pero sí la de apoyo (por ejemplo: la persona se ha caído y ha estado unas horas en el suelo hasta que ha llegado un familiar). En esos casos aparece el “miedo al riesgo”.

Para complicar más las cosas resulta que muchos tipos de demencia son tan lentamente progresivos que, al principio podemos confundir sus manifestaciones con meros despistes cosa que nos dificulta ver la verdadera dimensión del problema.

Vale la pena detenerse en un momento y valorar si la persona mayor necesita supervisión las 24 horas, si existe un peligro cierto de que se pierda si sale a la calle o de que se olvide el agua abierta o el fuego encendido, por ejemplo. Siempre que la persona mantenga algo de capacidad de decidir hay que hablar con ella y considerar su opinión como algo de máxima relevancia. A partir de allí hay que considerar cuál es el deseo de la persona, lo que parece adecuado a quiénes le prestan atención y qué recursos existen que puedan facilitar, si es lo que se quiere, la permanencia en casa.

Allí ha avanzado mucho la tecnología, cosa que permite combinar un sistema de teleasistencia avanzado con horas de ayuda a domicilio e incluso la asistencia algunos días a un centro de día.

Lo fundamental es dedicar un tiempo a la recopilación de información y a la reflexión.


¿Puede el cuidador principal satisfacer las necesidades de la persona mayor?

Esta es una cuestión clave. Hay que pensar que, si el bienestar de la persona mayor es importante, lo es también el de las personas que le rodean y le cuidan.

Los cuidadores a menudo tienen que hacer esfuerzos ímprobos para atender al mayor y otros aspectos de sus vidas que también son importantes, como sus trabajos, otras responsabilidades familiares y su propia salud.

Es imposible que una persona esté despierta y atenta las 24 horas durante algo más que unos pocos días. Sin embargo hay cuidadores que están consumiendo literalmente sus vidas para atender a un ser querido.

De nuevo hay que detenerse, recopilar información y hacer una reflexión entre todos aquellos que quieren al mayor. En unas ocasiones se podrá repartir el cuidado entre familiares (intentando que la persona no se sienta como un paquete). Otras será posible utilizar centros de día, servicios de ayuda a domicilio, programas de “respiro” que permiten el ingreso en residencias durante un tiempo y en otras, la mejor solución será buscar una residencia geriátrica adecuada.

El momento en que se hace esta reflexión puede ser el correcto para considerar acudir a los servicios sociales públicos para averiguar si la persona mayor tiene derecho a recibir algún tipo de ayuda que le permita sufragar el coste de la atención que necesita.

¿La necesidad de ingresar en una residencia será temporal o permanente?

En muchas ocasiones la idea errónea de que cuando ingresas en una residencia lo haces para siempre bloquea y dificulta la toma de una decisión correcta.

Las residencias geriátricas ofrecen un abanico de servicios, desde estancias temporales hasta permanentes. Algunas ofrecen también programas especiales de rehabilitación o recuperación tras un ingreso hospitalario.

De nuevo, lo mejor es informarse, reflexionar y decidir, teniendo en cuenta en todo lo posible la voluntad de la persona mayor.

Si se hacen así las cosas, aproximadamente un 5% de las personas mayores acaban necesitando ingresar en una residencia lo que quiere decir que un 95% nunca lo necesitarán.


Otros posts que pueden ser de ayuda:

"Los cincos errores más comunes a la hora de elegir residencia para personas mayores"

"Diez claves para elegir una residencia de mayores"

"Cuatro mitos a desterrar sobre residencias geriátricas"

"Tres claves y diez consejos para elegir una residencia geriátrica"


Autor del post: Josep de Martí

lunes, 19 de enero de 2015

MÁS BUENAS PRÁCTICAS PARA LAS INSPECCIONES DE PERSONAS MAYORES


 A raíz del post sobre buenas practicas para la inspección de residencias que publiqué a finales de 2014,  he recibido varios comentarios que he considerado interesantes tanto en su forma como en su fondo y que me llevan a plantear dos nuevas Buenas prácticas para la inspección que me gustaría añadir a las que ya propuse.

Como decía, todo surge de personas que me han escrito o llamado para decirme lo que pensaban y a las que agradezco de verdad las aportaciones. 

Un buen ejemplo ha sido alguien a quien admiro, Mariano López Ayala, director de la asesoría jurídica del grupo Ballesol,  que es de las personas con mayores conocimientos y experiencia en lo relativo a las reglamentaciones existentes en España sobre residencias y su aplicación por parte de las diferentes inspecciones autonómicas. 

En su mensaje, que me ha autorizado a reproducir, decía entre otras cosas lo siguiente:

Desde luego que sería deseable que por parte de la Inspección se hicieran públicos sus protocolos y criterios de actuación para, entre otras cosas, aumentar la transparencia y evitar actuaciones que muchas veces resultan incomprensibles.

Pero también sería deseable que hicieran pública la normativa en la cual se apoyan sus protocolos y criterios de actuación para que, llegado el caso, pudiésemos todos valorar el fundamento de los mismos.

Y en cuanto a la comparación con otros sectores nunca ha dejado de sorprenderme la diferencia existente entre el de Atención Residencial a Personas Mayores y el Sanitario. No sólo en temas como la regulación de las sujeciones (un asunto que te resulta tan querido), sino especialmente en lo que se refiere a la dotación de personal. Cuando me he aproximado a Consejerías de Sanidad para tramitar autorizaciones de centros hospitalarios siempre se han quedado muy sorprendidos ante mi insistencia en que me dijeran cuál era el personal con el que debía contar. “Naturalmente con el que sea necesario” ha sido siempre su respuesta, sin que llegasen a entender mi insistencia preguntando sobre ratios, dotaciones mínimas por categorías, etc.

En fin, menos mal que en lo que se refiere a la regulación del tráfico en calles y carreteras no se aplican criterios similares a los de nuestro sector.

Si viniese de otra persona la reflexión podría parecer interesante, pero viniendo de alguien que cuenta con datos directos de cómo se autorizan e inspeccionan tanto las residencias de mayores como los centros sanitarios en no menos de diez comunidades autónomas, ésta se transforma en preocupante.

De ese mensaje surge la propuesta de una nueva buena práctica que describo al final del post y que podría ir acompañada por la publicación, por parte de algún estudioso u organización de una tabla de dos columnas en las que se comparasen los requisitos, exigencias y controles que se ejercen desde las administraciones sobre  los diferentes aspectos de funcionamiento de hospitales y residencias de mayores.  Estoy seguro de que encontraríamos llamativas diferencias en aspectos como el de las sujeciones (lo traté en un post en febrero de 2014)


Otra persona, que me ha pedido no desvelar su identidad, me recomendó que incluyese en las buenas prácticas una que fuese la publicación urgente del resultado de las inspecciones realizadas a todas las residencias públicas que gestiona la propia administración.  De esta forma se podría comprobar si la administración en su conjunto puede servir de ejemplo o, por el contrario, debe ser vista como un fariseo de aquéllos de los que nos previene Jesús al decir “todo lo que os digan que hagáis, hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque ellos dicen, y no hacen” (Mateo 23.3).

Yo estoy convencido de que no se inspecciona con los mismos criterios las residencias públicas gestionadas por la propia administración que el resto de residencias, pero, por supuesto mi convencimiento se basa únicamente en mi experiencia como inspector, que duró diez años y acabó hace quince, pudiendo estar equivocada. Cuando me propusieron  que sería bueno difundir de forma separada e inmediata los resultados de las residencias públicas me pareció que hacerlo ya quedaba integrado en la propuesta de publicar todas las actas de inspección, pero es cierto que, así como para generalizar esa medida haría falta cambiar alguna Ley, nada (más allá del sonrojo por lo que podría salir a la luz) impediría a una comunidad autónoma hacer públicas las actas de inspección de sus propios centros. El poder de la actuación transparente también podría obrar efectos positivos, por lo que lo añado como otra buena práctica.

Como decía al empezar este post.  Me ha gustado ver que lo que he escrito ha sido leído por muchas personas y aún más el recibir feedback de algunas de ellas. Mi alegría alcanzaría un nivel superior si alguno de los contactos hubiese llegado de la administración, pero no ha sido así  por lo que aplicaré eso de “si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña” y creo que pronto habrá una manera de hacer llegar las propuestas a los responsables de, por lo menos, una gobierno autonómico.  Por cierto, espero que eso de mencionar al profeta no provoque la ira de nadie y más aún  que a los más intransigentes no se les ocurra buscar el origen de la frase.


Anexo:  Nuevas buenas prácticas propuestas.


Eje de buenas prácticas: Transparencia

e) Publicación de una “Tabla de criterios de inspección”

Se trataría de que la inspección de servicios sociales publicase y mantuviese actualizada una matriz como la que reproduzco más abajo que serviría para poder tener claros los criterios de la inspección y  su adecuación a las exigencias jurídicas.

Criterio
Situaciones en que se aplica
Norma jurídica en que se fundamenta
Consecuencia de la aplicación del criterio para los usuarios
Consecuencia de la aplicación del criterio para los prestadores del servicio
Existencia de criterios similares en la inspección sanitaria








f) Publicación inmediata de las actas de inspección correspondientes a las residencias públicas gestionadas por la propia administración haciéndolas accesibles por internet a cualquiera que desee consultarlas.