lunes, 15 de junio de 2015

Sobre el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez

 Hoy, 15 de junio se celebra el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez.  Bueno, no sé si “celebrar” es la palabra más adecuada para algo que lo que pretende es llamar la atención sobre los malos tratos que están recibiendo personas ancianas en un porcentaje que, aunque desconocido con exactitud, resulta preocupante, a lo largo y ancho del mundo.

Estoy seguro de que no es lo mismo hablar de maltrato a personas mayores en Suecia que en Tanzania y que tampoco lo es cuando la persona anciana vive con unos familiares en una situación económica comprometida que cuando lo hace en una residencia geriátrica.  Aún así, si por algo la ONU ha decidido marcar este día en el calendario, seguro que el problema, en diferente dimensión, existe a nivel planetario.

Llevo impartiendo desde hace unos cuantos años una formación para empleados de residencias de mayores que, en diferentes formatos que, según quien lo contrata, puede tener diferentes títulos.  A veces se llama “Evitar el maltrato institucional en residencias”, “prevenir el maltrato…”, “afrontar..” y otras “Fomentar el buen trato…” y cosas parecidas.

Estas variantes sobre el título, que no afectan al contenido de la formación, dependen de la empresa o administración que quiere sensibilizar a sus empleados sobre cómo, a veces, trabajando tal como todo está preparado podemos estar dando un trato inadecuado.

Aunque me arriesgo a hacerme un “auto-spoiler” me gustaría compartir en el blog cómo empiezo el curso.

Imaginemos que yo soy el director de una residencia en la que tú acabas de ingresar.  Eres una persona dependiente.  Necesitas ayuda para poder asearte y levantarte de la cama; tienes pequeños olvidos (nada grave de momento) y miedo de seguir viviendo sola.  Siendo tu primer día en el centro te recibo en mi despacho y te planteo algo curioso; ahora mismo tienes que tomar una decisión.  No puedes negarte y necesariamente tendrás que optar por una de las dos opciones que te planteo:

Recibir un fuerte puñetazo en el ojo.
Que sea yo quien decida con quién vas a compartir habitación.  Y ya te avanzo que será con una residente que sufre una demencia avanzada, grita noche y día, y cuando no grita siempre está revolviendo los cajones y armarios de la habitación.

¿Qué elegirías tú?”

Casi siempre me pasa lo mismo:  primero hay una resistencia a aceptar la pregunta.  Resulta tan ridículo e increíble que los alumnos se niegan incluso a aceptar la posibilidad de que algo así pueda suceder.  Cuando, superado el shock inicial, se lo plantean como lo que es (un supuesto teórico para la reflexión), casi todos se deciden por el puñetazo.

Entonces yo les pregunto:

Creo que todos estaremos de acuerdo en que un puñetazo en el ojo es claramente un maltrato, pero ¿alguien se había planteado que la forma de asignar las habitaciones podría ser considerado como algo “peor que un puñetazo”?”

A partir de aquí hablo de lo que sucede en cualquier tipo de institución y seguimos adelante para intentar detectar algunos aspectos del funcionamiento de la residencia que puede ser un signo de que hay algo que “podríamos hacer mejor”.

En otro momento del curso planteo a los asistentes una pregunta que da para reflexionar bastante:

¿Quién es la persona que lleva más tiempo trabajando en la residencia?.  Tú, muy bien.  ¿Recuerdas tu primer día de trabajo aquí?, seguro que sí.  Te voy a pedir un esfuerzo: evoca ese día y piensa una cosa:  ¿Hubo algo que te llamó la atención entonces y que con el tiempo dejó de llamártela?”

He impartido esta formación más de diez veces en diferentes residencias públicas y privadas y, hasta ahora, siempre he recibido de los asistentes la misma respuesta:  “Nos has hecho pensar”.  Pasado algún tiempo sé que algunas de las residencias han introducido pequeños cambios de los que generan grandes resultados o incluso han empezado un proceso más amplio de reflexión y transformación del proceso de atención en el que les estoy acompañando.

Soy un convencido de que las residencias geriátricas en los últimos veinticinco años (el tiempo que ha pasado desde que empecé a trabajar visitándolas como inspector) han vivido un proceso de mejora continua.

En los últimos tiempos se está produciendo una creciente preocupación por centrar la atención en la voluntad, preferencias y deseos de la persona mayor así como en impregnar de principios éticos todo el proceso.


Creo que en este día internacional, en la parte que afecta a las residencias, la reflexión podría ser:  “Sabiendo que no maltratamos, preguntémonos:  ¿Puede ser que algo que hagamos bien pueda ser vivido como un trato inadecuado por parte de los residentes?”.  Esa breve reflexión y los pequeños cambios que generará puede ser el grano de arena de cada residencia en un día pensado precisamente para generar conciencia.

He incorporado el blog en el Directorio de Blogs para llegar a más personas que puedan estar interesadas en los temas que trato aquí.

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