sábado, 30 de diciembre de 2017

FELIZ 2018, ESPERO QUE SÍ

Un año acaba y otro empieza.  Eso no tiene nada de peculiar.  Te miras en el espejo cada día y no precibes los cambios sutiles que el paso del tiempo van produciendo.  Eso era así hasta hace poco.  Ahora, los señores de Facebook te envían las fotos que publicaste hace dos años exactamente por estas fechas y el envejecimiento se hace palpable.

Durante 2017 la palabra "independencia" ha sido pronunciada muchas más veces que "dependencia".  Quizás por paradojas político/semántica ambos conceptos han acabado chapoteando en el mismo marasmo de anhelos inalcanzados; ese lugar en el que nadie queda contento con el resultado pero todo sigue adelante como si verdaderamente sucediese algo.

Me encantaría poder creer que 2018 será más positivo en ese aspecto.  Que surgirá algo que sea ilusionante en parecida proporción para todos.  Pienso en el 1 de Enero de 1986 cuando España entró en la Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea), un día en el que recuerdo, a mis veinte años, una sensación de alegría y esperanza en el futuro compartida por casi todos a los que conocía.

No sé que puede ser ese nuevo fenómeno generador de ilusión general a que aspiro. 

Parece que, tras años de crisis y de aparente mejoría, 2018 puede ser el que traiga un verdadero cambio de tendencia.  El problema es que una cierta mejoría económica no genera ilusión más que a un muy corto plazo.  Además la botella que se va llenando puede seguir siendo vista como "medio vacía" por parte de los que se siguen viendo tratados injustamente por las circunstancias.

En el mundo de la atención a personas mayores nos tocan vivir años de transición: quienes tienen que estar ingresando actualmente en las residencias son aquellos que nacieron en los años de la Guerra Civil.  Por desgracia entonces llegaron al mundo pocos bebés y muchos de ellos murieron por lo que hay una especie de "bache demográfico".  Esto hace que la demanda de plazas residenciales o de centro de día por parte de los octogenarios de hoy sea bastante más baja que lo que va a ser durante los próximos años cuando se produzca la verdadera explosión del super-envejecimiento (los mayores de 85 años).

Este bache no comporta que vaya a haber una bajada sustancial de la demanda de servicios sino que debe ser visto como  una especie de "bono" que nos da el destino para estar preparados para lo que viene.

Para quien trabaje o quiera trabajar cuidando a personas mayores, 2018 seguro que será un año en el que no le faltará trabajo aunque con condiciones laborales bastante ajustadas.  Para  quien se dedique profesionalmente puede ser un año de cierta mejoría después de los de estancamiento.  Para los propios mayores y sus familiares la clave estará, como ha estado en los últimos años en el mercado de trabajo:  si la economía sigue creciendo y se genera más ocupación, bajará el paro femenino y aumentará la demanda de servicios profesionales (Es una realidad sexista e injusta pero resulta innegable esa relación entre paro femenino y demanda de servicios).

No sé si de lo que he escrito puede concluirse  que 2018 será un año feliz por lo que recurro al final a la infalible arma de mirar al pasado:  Estoy seguro que 2018 será mucho mejor de lo que lo fue 1918, cuando no había antibióticos, la mortalidad infantil preocupaba más que el envejecimiento y muchos países luchaban contra el analfabetismo y por conseguir agua potable para la población.  Si mantenemos la vista en ese pasado y nos regocijamos en lo que hemos conseguido en cien años, entonces, sí:  Os deseo a todos un muy Feliz 2018.




jueves, 21 de diciembre de 2017

LLEGA EL 31 DE DICIEMBRE ¿QUÉ PASA CON LAS GEROCULTORAS/AUXILIARES Y EL CERTIFICADO DE PROFESIONALIDAD?

El 31 de Diciembre de 2017 era la fecha en la que todas las gerocultoras /auxiliares que trabajasen en residencias para personas mayores acreditadas debían disponer de titulación adecuada o un certificado de profesionalidad.

Aunque por los pelos, un acuerdo del Consejo Territorial de la Dependencia de Octubre de 2017 cambió la cosa, quitó la fecha límite e introdujo nuevas formas de demostrar la capacitación profesional.

Si no hubiese sido así, habríamos tenido un 31 de Diciembre triste para muchas gerocultoras de todas España que habrían visto como la sombra del despido flotaba sobre ellas.

Ese requisito de titulación/certificación de profesionalidad, es de carácter estatal lo que produce que el diferente estado de desarrollo del proceso en diferentes lugares de España sea palpable.  Algunas comunidades han conseguido, gracias a las patronales y a las propias residencias, que la inmensa mayoría de gerocultoras/auxiliares, reúnan el requisito; otras van mucho más atrasadas.

Os recomiendo leer el artículo en NGD y una tribuna de opinión que he escrito:

Artículo: ¿Se quedan sin trabajo las gerocultoras /auxiliares sin certificado de profesionalidad el próximo 1 de Enero?

Columna de opinión:  1 de Enero de 2018 auliares y gerocultoras.  ¿Ahora qué?


martes, 19 de diciembre de 2017

LLEGA EL 31 DE DICIEMBRE. ¿QUÉ PASA CON LA GUARDA DE HECHO (GUARDA DE FET)?

Nota: este post puede tener más interés para residencias de mayores que lo lean desde Cataluña.

La Generalitat es muy dada a hacer cosas "originales" como dar plazas coladoras a las residencias que considera oportuno sin procedimiento alguno, o, hace algún tiempo proponer una "subidilla" de tarifas a cambio de unos requisitos, para retirarla al cabo de unos meses.

Este año que acaba una de las "originalidades" ha sido una instrucción cambiando la forma de realizar comunicaciones al juzgado y Fiscalía de los ingresos de personas que no pueden decidir por sí mismas; vamos, la "Guarda de Fet" (guarda de hecho).   La cosa no iba en broma, ya que, poco antes de difundirla en su primera versión, la Ley de Serveis Socials había incorporado una nueva infracción consistente en no realizar la comunicación cuando fuera menester.

El pasado Abril escribí en este blog que me parecía que la instrucción no tenía fundamento jurídico y que los jueces y fiscales, ahogados por tanto papel acabarían tumbando la instrucción.

Como la fecha 31 de Diciembre era muy importante y está tan cerca, he decidido preguntar a un gran experto y amigo: Josep María Barcelona, de Bufete Escura,  qué podemos esperar de cara al principio de 2018.

Su respuesta no tiene desperdicio:  Recomiendo su lectura para añadir un poco de tranquilidad a estas fiestas que se acercan:


En relación a las comunicaciones de las guardas de hecho, hay que recordar que la última Instrucción dictada por el Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias de la Generalidad de Cataluña, establece que el plazo para realizar las comunicaciones de los usuarios que a la fecha de entrada en vigor de misma ya estuvieran ingresados ​​en un establecimiento residencial, finaliza dentro de pocos días, el 31 de diciembre de 2017.

Desde que los centros y establecimientos residenciales comenzaron a realizar este año un gran número de comunicaciones en los juzgados, en cumplimiento de las Instrucciones de la Generalitat, nos hemos encontrado con diferentes tipos de respuestas por parte de los mismos.

La más interesante y relevante, es el auto dictado el pasado 26 de septiembre de 2017 por la Audiencia Provincial de Barcelona. Lo más importante de todo lo que dice esta resolución de más de 30 hojas, y resumiendo mucho su contenido, es que si existe un familiar o guardador de hecho que ejerce sus funciones correctamente, NO hay que comunicar la guarda de hecho en el juzgado.

Esta afirmación contradice lo que dice la mencionada Instrucción de la Generalidad de Cataluña, ya que según esta, hay que comunicar TODOS los casos de guarda de hecho de presuntos incapaces, aunque tengan familiares que se hagan cargo de los mismos.

La Audiencia Provincial de Barcelona dice que existe lo que llama "avoluntarietat" que es la ausencia de manifestación de voluntad y que no equivale a la existencia de una voluntad contraria al ingreso y por tanto, este ingreso es voluntario y no hay que comunicar la guarda de hecho.

También dice expresamente que el guardador de hecho puede ser un familiar de los residente, aunque este esté ingresado en un centro residencial. Es decir que al contrario de lo que han considerado algunos juzgados y fiscales, no siempre será el centro o el director técnico del establecimiento residencial, el guardador de hecho del residente.

Finalmente, la Audiencia también contradice lo que han puesto de manifiesto algunos juzgados y muchos fiscales, ya que no considera de aplicación general del artículo 763 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, que regula el procedimiento para solicitar la autorización judicial con carácter previo a un internamiento por trastorno psíquico. Dice que la aplicación de este artículo es totalmente residual en el sector asistencial.

Llegados a este punto y teniendo en cuenta que el auto se pronuncia en un caso concreto y que no podemos decir que establezca jurisprudencia, sí podemos considerar que hace una interpretación ponderada y muy acertada de lo que realmente tendrían que ser las comunicaciones de las guardas de hecho. Podemos decir que la Audiencia Provincial de Barcelona, ​​ha establecido las bases para volver a la situación anterior a las Instrucciones de la Generalidad de Cataluña de este año.

Por lo tanto, podemos hacer nuestros los argumentos de la Audiencia Provincial de Barcelona y defender ante el servicio de inspección y registro del Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias de la Generalidad de Cataluña (servicio competente para sancionar a los centros por no comunicar las guardas de hecho), que no hay que comunicar todas las guardas de hecho si hay familiares responsables. También podemos optar por una postura más prudente y comunicar todas las guardas antes de acabar el año, ya que nadie nos podrá sancionar por hacer de más. Personalmente considero que la postura de la Audiencia Provincial es la correcta y que no hay que realizar un trabajo, que en la inmensa mayoría de los casos, es totalmente innecesario.

Josep Ma Barcelona Pedret
abogado
BUFETE ESCURA

domingo, 17 de diciembre de 2017

DE NUEVO VISITANDO RESIDENCIAS EN DINAMARCA

Tengo que confesar que me lo paso muy bien con el trabajo que tengo.  Esto de dirigir un portal de internet que trata sobre residencias de mayores es interesante, poder impartir clases y escribir artículos también, pero, una de las cosas que más satisfacción me produce es la organización de viajes  geroasistenciales para conocer cómo funciona la atención a mayores en otros países.

Ya llevamos 25 y para 2018 tenemos previstos cuatro más.

Recientemente he tenido la ocasión de volver a Dinamarca, un país que ya visitamos el pasado mes de Abril.  Aquí puedes leer algo que escribí entonces: De viaje geroasistencial por Dinamarca.

Ahora quiero compartir con vosotros unos vídeos sobre una residencia muy interesante.

Me lo pareció porque, después de visitar residencias recientes, con 60 m2 (¿Cómo diseñar la mejor residencia?), organizadas en unidades de convivencia reducidas y con enormes dormitorios/apartamentos, pudimos ver una residencia construida hace cuarenta años con muchos menos m2 por persona (40, lo que aún se consideraría generoso en España) y unidades de más de 20.

Lo llamativo fue que, la directora de esa residencia reclamaba el modelo, que a hora se considera obsoleto, como válido y sostenible.  Ella nos dijo que se están construyendo y fomentando residencias demasiado costosas y que al hacerlo se está poniendo en peligro la viabilidad del sistema.

Interesante ¿no?





Dinamarca es un país muy original en lo que a residencias se refieren.  Incluso durante unos años decidieron que no hacían falta más y prohibieron la construcción de nuevas (lee la entrevista que hemos publicado hace poco en NG Dependencia).




jueves, 14 de diciembre de 2017

¿Encontraremos profesionales para cuidar mayores dentro de unos años?

A veces las cosas no son lo que parece y lo que debería ser considerado como uno de los grandes triunfos de la sociedad humana se acaba convirtiendo en una fuente de preocupación.  Me refiero al envejecimiento de la sociedad.

España en 2060 tendrá aproximadamente un 30% de "población mayor", o sea, de más de 65 años.   Para que algo así haya podio alcanzarse, incluso para que hoy tengamos un 18% de mayores, necesariamente hamos alcanzado unos logros importantes: hemos conseguido alimentos suficientes y correctamente distribuidos (ahora nos preocupa más la obesidad que la desnutrición); mucha agua corriente limpia y evacuación de aguas residuales; un sistema sanitario que alcanza a todos y consigue haber  erradicado de forma casi total la mortalidad infantil y reducido drásticamente las enfermedades infecciosas. Y encima de todo eso, un periodo largo de paz y prosperidad.   O sea.  Una sociedad que durante toda la historia hubiesen anhelado como un sueño imposible nuestros antepasados.

Deberíamos estar "súper contentos" pero, a medida que nos acercamos, vemos que el premio viene con sus inconvenientes.

Veamos un poco cómo hemos llegado hasta aquí y lo que puede pasar en un futuro cercano.

Hasta mediados el siglo XIX, y sin demasiadas variaciones a lo largo del tiempo, la expectativa de vida al nacer de una persona en cualquier lugar del mundo era de unos 35 años.  Por supuesto había personas de 70, e incluso 90, pero morían tantos niños al nacer y en los primeros años de vida que la estadística mantenía esa expectativa tan baja.

En menos de doscientos años hemos conseguido en Occidente superar los 80 y lo hemos hecho en varias fases:  primero las medidas de higiene, el acceso a agua potable, las mejoras en la agricultura, acceso a la atención sanitaria y la generalización de la vacunación, consiguieron hacer casi desaparecer la mortalidad infantil y las muertes relacionadas con el parto.  Con eso la expectativa de vida subió rapidísimamente, aunque los que llegaban a viejos seguían muriendo a los 70 u 80; casi ninguno alcanzaba los 100 y ninguno pasaba de los 120.

En otra fase, en la que nos encontramos, están siendo los avances científicos los que están añadiendo “años a la vida”.  Muchas enfermedades que solían matarnos ahora se curan o se convierten en crónicas.  Así la medicina nos regala unos cuantos “años extra” aunque, a menudo al precio de ser dependientes de unos medicamentos y/o de los cuidados de otras personas.

Quien lleve trabajando en una residencia desde hace más de diez años seguro que ha notado que los residentes son cada vez personas más mayores y con más necesidades de atención.  “Antes hacíamos talleres de pintura y baile.  Ahora a duras penas podemos organizar actividades por el deterioro cognitivo y funcional de los usuarios, el personal está más para cubrir sus necesidades básicas y AVDs”.

Con casi total seguridad, durante los próximos años veremos cómo cada vez vivimos más años (pronto tener cien años será como era tener ochenta a finales del siglo XX), y cada vez somos dependientes en edad más avanzada (esto es lo que los médicos llaman “compresión de la morbilidad”).  Aun así, como el número de mayores crecerá tanto y, como la proporción entre mayores y jóvenes se decantará a favor de los primeros, la pregunta se hace indispensable:

¿Tendremos suficientes profesionales para atender a tantos mayores?

Si nos hacemos la pregunta desde la perspectiva de la sociedad, la respuesta es clara:  NO.

Para encontrar una solución, en seguida pensaremos en ayudas técnicas, incluso robots que colaboren en la atención (por cierto, llevo tiempo pensando en cómo podría ser el robot que me cambie los pañales cuando tenga noventa años).  Pensaremos también en sistemas de cuidados que primen la eficiencia y que permitan cuidar con menos personal. 

Si, por el contrario, pensamos en una perspectiva más individual: cómo nos puede afectar esa realidad a cada uno de nosotros; la cosa es diferente.   Para quien hoy tenga alrededor de 20-25 años, una formación en el campo de la gerontología le puede abrir la puerta a uno de los sectores con mayor futuro, como mínimo hasta 2075 y convertirle en alguien totalmente inmunizado frente al paro y con gran potencial para encontrar un trabajo gratificante tanto desde el punto de vista profesional como económico.

Hoy ya estamos en una situación en la que muchas residencias y servicios de atención a mayores tienen dificultades para encontrar en el mercado laboral a enfermeras, fisioterapeutas y otros profesionales de la atención a mayores.  Esta dificultad se va a ir incrementando como hemos visto, por lo que no cuesta mucho imaginarse un futuro en el que los profesionales bien preparados sean una verdadera élite social.

Volviendo a la pregunta que da título a este post.  Creo que no tendremos suficientes profesionales pero que los profesionales que tengamos tendrán muy buenas oportunidades de desarrollar un trabajo satisfactorio y bien remunerado.

A partir de aquí, los poderes públicos y cada uno deberán tomar las decisiones que correspondan.

Quien busque una residencia de mayores en 2060 notará la diferencia.,




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miércoles, 6 de diciembre de 2017

Una residencia de los años setenta en Copenhague

Normalmente en los viajes geroasistenciales que organizamos en Inforesidencias.com visitamos residencias, centros de día y otros servicios para mayores que sean recientes y tengan algo novedoso que enseñar.

Te recomiendo mirar este vídeo

En el último viaje también incluimos la residencia Peder Lykkes Center, que es de los años setenta y en la que la superfície de las habitaciones, y unidades de convivencia es más reducida que en las nuevas.

Nos explicaron que los centros que tienen 60 metros cuadrados por persona son difíciles de mantener y que ellos prefieren en modelo "antiguo" de 40 m2 por persona.

O sea, que incluso en Escandinavia, discuten sobre el modelo.

Por cierto, esta residencia no cumpliría con los estándares de unidades de 16 plazas que se han impuesto en Castilla León y se estudian en otras comunidades.  Ellos las tienen mucho más grandes,

Aquí os dejo un vídeo del exterior.

En unos días pondré otro en el que se ve un pasillo y alguna habitación.



Aquí también tenéis el enlace

martes, 28 de noviembre de 2017

¿CÓMO DISEÑAR LA MEJOR RESIDENCIA POSIBLE?



Llevo un tiempo sin publicar en el blog debido a que cada semana tengo que escribir la columna en Negocios y Gestión de la Dependencia y cada dos, un caso práctico para el "Rincón del Director".  A ver si ahora me aplico más,

Estos días he tenido la ocasión de volver a visitar Dinamarca en un viaje de esos en los que un grupo de propietarios, directores y profesionales de residencias, intentan conocer cómo funciona la atención a mayores en otros países.



Allí he podido visitar de nuevo, esta vez con aspecto invernal, la residencia Holmegardsparken, situada en el municipio de Gentofte, muy cerca de Copenhague.

Es con seguridad una de las residencias más bonitas que he visto en mi vida (y calculo que habré visitado más de 400), pero lo que más llama la atención no es sólo su diseño que consta de tres edificios en forma de H repartidos por una enorme parcela verde y conectados por el subsuelo con un edificio de cafetería y otro administrativo, sino el proceso que te explican sobre cómo llegaron a ser así.

Holmegardsparken es la residencia más antigua en funcionamiento de Dinamarca. Empezó a funcionar en 1860 y ha sufrido diversas modificaciones. En 2005, una Ley danesa obligó a que las habitaciones de las residencias fueran más grandes y que todas se convirtiesen en “viviendas completas”, eso quería decir que debían tener lavabo propio, una cocinita y espacios de dormir y vivir.

Como la residencia antigua no reunía los requisitos decidieron que la derrumbarían y construirían una nueva y para hacerlo harían participar a todos los que tenían que ver de una forma u otra en el proceso de atención. Convocaron “seminarios de los sueños” donde los usuarios, sus familiares, los profesionales y los vecinos de la zona de Holmegardsparken pudiesen decir, cómo querrían que fuese la residencia si el dinero no fuera un factor a tener en cuenta.


Para su sorpresa, casi todos se mostraron constreñidos por aspectos económicos y costó que dejaran volar sus sueños.

Al final acabaron con una residencia para 120 personas repartidas en unidades de convivencia de 20 personas en unos edificios muy bonitos en los que cada residente tiene un apartamento de 40 m2 y 20 m2 más de espacio de convivencia dentro de la unidad. La etiqueta de precio del conjunto supera los 15 millones de Euros



Algunas cosas llaman poderosamente la atención y en éste y próximos posts las intentaré ir explicando.

Una es el tipo de recorridos que hay por los jardines, unos caminos claros contrastados con la hierba y que invitan a pasear entre parterres de flores, un gallinero, un césped ondulante e incluso un pequeño lago.  Como la finca no tiene un muro exterior y el 80% de los residentes sufren Alzheimer, la residencia ha recurrido a la investigación y a una solución interesante (y, para mí, arriesgada).  Han hecho que, cuando el camino llega a un punto que pudiera ser peligroso, éste cambia radicalmente de color y se vuelve negro.  Nos explican que las personas que sufren demencia, ante esa cambio, en vez de seguir, dan la vuelta.

¿Qué os parece?

Seguiré explicando alguna cosa más sobre esta residencia en otro momento.

Os dejo algunas fotografías y un vídeo

martes, 12 de septiembre de 2017

Pero... ¿Qué se han creído?

Hace poco pasé un rato leyendo el Blog, Diaris de Trinxera (Diarios de Trinchera)  en el que se trata de forma muy gráfica y en primera persona el día a día de las (y los)  médicos de atención primaria.

Cuando hablamos tanto de coordinación como de integración sociosanitaria parece que partimos de la base de que existen dos mundos “lo social” y “lo sanitario” que viven en órbitas diferentes y a los que deberíamos intentar acercar de alguna forma.  La lectura de este blog nos recuerda que dentro de “lo sanitario” existen a su vez dos mundos (“la atención primaria”, “la especializada”) que también requerirían de un cierto acercamiento.

Ahí va el post (haciendo clic en el título se puede acceder al original y al resto de posts de ese recomendable blog).  Más abajo sigo con mi reflexión.


María tiene 84 años, vive sola, en una habitación realquilada en un cortijo cercano al pueblo.

Se quedó viuda hace 4 años. Vivió un tiempo en un piso de la capital de comarca, pero acabó volviendo al pueblo para que no se le podía pagar. Sus sobrinos nunca se han interesado por ella.

Tiene un deterioro cognitivo asociado a la edad (no una demencia), pero aún conserva un aceptable grado de autonomía.

Hace dos semanas fue a urgencias por una caída accidental. Había caído, también, unas semanas antes. Quién la atendió sospechó que no hubiera hecho un hematoma subdural y pidió una TAC cerebral que fue normal. En el hospital "se asustaron" por su entorno sociofamiliar y no la reenviaron a casa sino que fue al centro sociosanitario.

Hoy viene con el informe de alta. Azorada compruebo que le han cambiado la pauta de antihipertensivos (sin explicación en el informe y sin ninguna razón técnica) y que han hecho de nuevo toda la prescripción electrónica eliminando los inhaladores que tomaba por su EPOC (tampoco ninguna explicación al informe). Han decidido citarla para un estudio de deterioro cognitivo.

Ni su médica ni su enfermera de familia han sido consultadas ...

Pero .., que se han creído ...?

Los hechos, que generan la indignación del médico de atención primaria han sucedido en Cataluña.  ¿Hubiera sido muy diferente la situación en otra comunidad?  Creo que sí y la diferencia está en un matiz:  En el hospital "se asustaron" por su entorno sociofamiliar y no la reenviaron a casa sino que fue al centro sociosanitario”.

Si algo he aprendido en los años que llevo trabajando, conociendo diferentes sistemas de atención tanto en España como en el extranjero, es que nadie está satisfecho con lo que tiene, y es esa perenne insatisfacción la que hace que los sistemas avancen y mejoren.

La autora del post considera indignante que a una persona que ingresa en un hospital se le cambie la pauta de medicación sin tener en cuenta el tratamiento y seguimiento que, hasta ese momento se ha llevado a cabo desde atención primaria.  Eso  le parecería mal a cualquier facultativo, pero al añadir que, “por su entorno sociofamiliar  no la reenviaron a casa sino que fue al centro sociosanitario”, está introduciendo algo que en la mayor parte de España se consideraría fabuloso.

Lo cierto es que por muy “asustados” que puedan estar en la mayoría de hospitales por el “entorno sociofamiliar” de los usuarios, éstos son dados de alta y enviados a sus domicilios, sencillamente porque en su comunidad no existen centros sociosanitarios a los que derivarlos.

Así que, según de dónde sea quien lea el post, alcanzará diferentes grados de indignación.

Concluyo que lo que necesitamos es aumentar la coordinación “intra sanitaria”, “socio sanitaria” y, si es posible, conseguir una cobertura homogénea de recursos sociosanitarios en todas las comunidades.


Lecturas relacionadas:  Qué bonito es hablar de sociosanitario